En Los Ríos hay comunidades que están en riesgo de quedar incomunicadas. La carretera que une a las localidades Ricaurte, Caracol y La Unión está a punto de cortarse, por la crecida del río Pijullo.En una de las bases del puente que sirve de límite entre los cantones Urdaneta y Babahoyo, la fuerza del río abrió un enorme hueco. Con el paso de los vehículos y de la maquinaria pesada, la tierra va cediendo cada día.
Antonio Díaz, presidente de la Junta Parroquial de Caracol, perteneciente a Babahoyo, explicó que el daño se produjo tras la última crecida del río, el lunes.
La repentina correntada hizo que gran parte del arroz que estaba a punto de cosecharse se perdiera. Las plantas están en el suelo y hay pérdidas en recintos como Cañaveral, la Fortuna, San Vicente y Las Garzas. El banano y el cacao también se afectó.
Díaz informó que un muro de contención se rompió en la zona y que la inundación afecta a unas 10 000 personas de este sector, situado en el este de Los Ríos.
Esteban Ayala, poblador de Caracol, contó que las aguas bajaron tras las crecientes producidas en enero y febrero. “En realidad, la del lunes nos tomó de sorpresa”. A un costado de la carretera hacia La Unión, un enorme espejo de agua domina el panorama.
Pese a la inundación, las clases en la escuela de la localidad no se suspendieron. Hace pocos días, la Alcaldía de Babahoyo habilitó un acceso de tierra.
En Caracol, una parroquia que el 20 de noviembre cumplirá 467 años, sus habitantes claman por fumigación y atención médica. Son varios los casos de dengue reportados que se atienden en el centro de salud local y en el hospital de Babahoyo.
En la parroquia Ricaurte, del cantón Urdaneta, el agua desapareció de la mayoría de sus calles. El lunes, la población amaneció inundada por la crecida del río del mismo nombre. Ayer, cuadrillas municipales, apoyadas con una pala mecánica, retiraban de las calles la arena y el lodo que se acumuló con la cuarta inundación que sufren en este invierno.
Patricia Naranjo, vecina del barrio Norte, en la calle Ernesto Casal, dijo que este es un problema de todos los años. “En el 2008, el agua subió medio metro y dañó los muebles y los electrodomésticos de mi casa”.
José Ganchoso, comisario Municipal de Urdaneta, expresó que en el sector de Las Palmeras, en la bajada al puente, el río sobrepasó el nivel del muro. A lo largo de unos 100 metros se lo reforzó con sacos de arena y material pétreo. “Esta es la creciente más fuerte que sufrimos en el año. El problema seguirá, mientras no se levante más el muro”.