Las playas de Pedernales, en el norte de Manabí, recibieron a miles de turistas en este feriado. En esta zona no se presentaron los aguajes anunciados. Por el contrario, los bañistas gozaron de un fuerte sol, acompañado de brisas frescas.
En una de las chozas cocteleras, César Preciado no alcanzaba a servir los batidos de coco, con una pizca de esencia de vainilla, leche condensada, tiras ralladas de la misma fruta. Los vasos estuvieron adornados con un trocito de banano, sandía y uvas.
En este mismo local, la familia de Érik Almeida disfrutó de cervezas heladas, bajo el techo de paja. La música tropical a alto volumen llamó la atención de los transeúntes.
En la pedregosa playa, los visitantes disfrutaron de paseos en bote, la adrenalina del deslizamiento de la banana sobre el agua. Carmen Morales, de 72 años, quien llegó desde la Arcadia-Guamaní, en el sur de Quito, prefirió enterrar sus piernas en la arena “Me dijeron que esto es bueno para las reumas”.
La asistencia masiva de turistas dinamizó el pequeño comercio. Luis Guadamud vende artesanías en tagua, hueso y pambil. Con este elabora collares, pulseras, pipas, entre otros. Se quejó porque, según él, no hubo suficiente gente. “Los medios de comunicación nacional hicieron mala propaganda a las playas, por el tema de los aguajes”.
El mismo criterio tuvo la propietaria del restaurante El Rincón de Benny. En los feriados esperábamos que venga mucha más gente de la que asistió”.
Los turistas de la Costa llevaron comida preparada. Los costeños del campo abrieron sus tongas, que son secos de carne o pollo con maní acompañado de plátano cocinado.
La seguridad de la playa estuvo a cargo de 12 brigadistas de la Policía Nacional. También se coordinó acciones con la Cámara de Turismo.