Con anécdotas, oraciones y malá (chicha de maíz fermentada) los tsáchilas de Santo Domingo celebraron el Día de los Difuntos.
Todos los años, los pobladores de esta comunidad visitan el cementerio, para llevarle flores a los familiares que fallecieron.
Hasta hace 10 años se hacían rituales en los cementerios de las siete comunas tsáchilas.
Pero, según el vegetalista Manuel Calazacón, la tradición empezó a perderse debido a que los curanderos encargados de presidir la ceremonia han fallecido en los últimos años.
Otra de las tradiciones es que cuando un miembro de la familia muere el resto desocupaba la casa inmediatamente porque creían que el alma del difunto regresaba a instalarse ahí.
Actualmente, las familias se reúnen en el cementerio de su comuna y permanece el día allí. “Cada año le prometemos a nuestros muertos que les acompañaremos aunque sea ocho horas. De esta forma les rendimos un homenaje”, aseguró la tsáchila Lola Calazacón.
En la comuna Chigüilpe, en el este de Santo Domingo, ayer, alrededor de 100 tsáchilas asistieron al cementerio comunal para escuchar una misa católica.
Luego, cada familia preparó las comidas que más le gustaban a sus difuntos, como el pescado envuelto en hojas de plátano o los mayones (gusanos) asados.
Según Manuel Calazacón, en cada cementerio tsáchila se tenía previsto que se realice una misa en honor a las almas.