En Ecuador se vivió nerviosismo tras el terremoto ocurrido en la costa de Chile, a las 18:46 de ayer, 1 de abril, (hora Ecuador).
Las señales de alarma se dieron en las cuentas de Twitter del presidente Rafael Correa, a las 19:25, y de la Secretaría Nacional de Riesgos, a las 19:36. El primer anuncio era de alerta roja, pero luego de los informes que emitió el Instituto Oceanográfico de la Armada, la alerta bajó hasta amarilla.
En Guayas, las autoridades provinciales instalaron el Comité de Operaciones de Emergencia, en las instalaciones del ECU-911, en Samborondón.
A través de un control de 180 cámaras se monitoreó no solo las localidades costeras sino también el comportamiento del mar en las orillas de las diversas poblaciones.
En una primera declaración, el gobernador Rolando Panchana pidió a la ciudadanía mantenerse en calma ya que, para entonces, se había bajado la alerta de roja a amarilla en todo el borde costero.
Desde Quito, en comunicación por el sistema del ECU 911, el flamante ministro coordinador de Seguridad, Fernando Cordero, anunciaba que no existía peligro de tsunami y que el primer contacto de las olas generadas por el sismo sería aproximadamente a las 21:39 en La Libertad (Santa Elena), y a las 22:29, en Galápagos.
La secretaria nacional de Gestión de Riesgos, María del Pilar Cornejo, explicó que, a diferencia del tsunami de Japón que sí afectó a la costa ecuatoriana, en esta ocasión el fenómeno natural se presentaría con una elevación del nivel del mar de unos 20 centímetros, en la costa continental, y de 50 centímetros en Galápagos.
Tras varias llamadas, a las 22:15, el gobernador Panchana, levantó el Comité de Operaciones Emergentes (COE) provincial “una vez que la situación es absolutamente normal”.
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Sin embargo, anunció que Cornejo se mantendría monitoreando la situación de la provincia insular donde persistía la alerta roja. Al menos la situación sería normal en Galápagos pasadas las 01:40 de hoy.
En Santa Elena se reportó la salida de muchas personas en vehículos particulares. Algunos permanecieron a la altura del km 1 de la vía Salinas-Guayaquil a la espera de disposiciones de las autoridades reunidas en el ECU 911 peninsular.
En poblados hacia el norte de la provincia los habitantes, aplicando la capacitación recibida para estos casos, salieron con rumbo a los cerros aledaños. Varios se quedaron en las calles esperando disposiciones de las autoridades.
En Esmeraldas, los vehículos de la Policía Nacional interceptaron dos camionetas del Cuerpo de Bomberos que ingresaron a los barrios de la ribera del río Esmeraldas para pedir a la población que evacúe ante el posible tsunami en costas ecuatorianas. Los uniformados ordenaron a los casacas rojas suspender la medida.
Sucedió cerca de las 21:00 de ayer, cuando el Comité de Operaciones de Emergencia solicitó que se levante la orden de desalojar las zonas cercanas al mar y a los afluentes.
A esa hora en el país se dispuso el cambio de la alerta roja por la amarilla. El jefe del ECU-911 de la provincia, Winston Valansátegui, convocó a una rueda de prensa para pedir calma a la población.
Estuvo acompañado del alcalde electo Lenin Lara y las autoridades de socorro del Municipio. Lara solicitó a las personas que acudieron a los cerros de la ciudad que retornen a sus casas tras la variación de la alerta de emergencia.
Los habitantes subieron a las lomas luego de que se activara el plan de evacuación que tiene Esmeraldas. En ese momento, madres que cargaban a sus hijos en un brazo y maletas en el otro corrían por las sinuosas calles de los barrios Puerto Limón, Isla Piedad, 5 de Junio y Bellavista Norte.
Mientras tanto, las alarmas de alerta temprana del edificio de la Prefectura y del cerro del barrio El Panecillo emitían un prolongado sonido similar de sirena. Fueron activadas antes de las 20:00, cuando se emitió la alerta de tsunami para las costas de Ecuador.
Desde hace dos años, Esmeraldas cuenta con un plan de alerta temprana frente a tsunamis. Por ese entonces se colocaron dos alarmas de alto alcance. También se realizan continuamente ejercicios de evacuación de los habitantes.
El más reciente se llevó a cabo el 6 de febrero pasado. Ese día se hizo un simulacro binacional de terremoto y tsunami, en las provincias de Esmeraldas, Carchi e Imbabura y varias poblaciones del Departamento de Nariño, en Colombia.
En Manabí, los habitantes del borde costero reaccionaron ante la posible presencia de un tsunami. Algunos habitantes de Manta, ubicada a mar abierto, fueron de sus hogares hacia las playas urbanas Los Esteros, Tarqui y El Murciélago a verificar que el oleaje sea normal.
Freddy Mantuano, vive cerca a la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí. “Mi casa está a 4 km de la línea de costa, sin embargo uno no se puede confiar. Por eso salí a la playa a mirar el comportamiento del mar”. Los pescadores artesanales están al pendiente de los oleajes. Más de 1 500 trabajadores del mar dejaron sus lancha detrás del rompeolas, pero nada es suficiente para enfrentar a la naturaleza, dijo Mantuano.
Lizandro Cedeño salió la tarde de ayer a buscar peces de roca, a 90 minutos de Manta. Su esposa Teresa Lucas lo llamó a su celular para contarle sobre lo que ocurrió en Chile. “Aquí el mar está tranquilo, Dios me ayudará, tengo invertidos USD 180 en esta faena, regresaré el miércoles por la mañana”, le dijo a su esposa. En Pedernales y en Jama, los pescadores reportaron viento y oleaje fuerte.
En contexto
Algunos poblados iniciaron la evacuación, tras la alerta de tsunami, por el terremoto en la costa chilena. El Instituto Oceanográfico de la Armada informó a las 20:04 que el único riesgo era de posibles perturbaciones marítimas. En Galápagos se mantuvo la alerta roja.