Santo Domingo se convirtió en el eje de distribución comercial para la región desde 1980. En ese entonces hubo un ‘boom’ de comerciantes de la Sierra y de la Costa. Llegaron de provincias aledañas para instalar negocios.
Algunos de esos locales aún funcionan y son más frecuentados estos días, a propósito de las fiestas por los 45 años de cantonización.
Uno de ellos es el Palacio del Accesorio. Su propietario, Wilson Grandes, llegó al cantón hace 27 años. Él se había graduado en Administración de Empresas en Latacunga (Cotopaxi), de donde es oriundo. “Quería ejercer mi profesión en un negocio propio”.
Grandes recuerda que la primera idea que tuvo fue colocar una zapatería, pero los resultados de un sondeo de mercado le hicieron optar por un negocio de repuestos para vehículos.
“El papá de un amigo importaba repuestos y accesorios de otros países. Vi que era una buena oportunidad y me arriesgué”.
Empezó con un empleado y unos cuantos accesorios para carros. En la actualidad tiene 13 empleados y repuestos para varias marcas de vehículos.
El Palacio del Accesorio distribuye mercancía a Los Ríos, Manabí, Esmeraldas, Sucumbíos y Santo Domingo de los Tsáchilas.
En esta última provincia hasta el 2010 había 14 738 negocios comerciales, según el censo económico que desarrolló el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Los más representativos son la fabricación de muebles; venta de alimentos, mantenimiento y reparación de automotores, y restaurantes y locales de telecomunicaciones.
La industria de muebles es una de las que mayor crecimiento ha experimentado desde hace 10 años. En la actualidad hay 15 mueblerías en la ciudad.
Una de ellas se llama González. El gerente, Cristian Mera, recuerda que en 1985 sus padres la abrieron. “Iniciamos con un juego de muebles y una peinadora”.
Con el tiempo, el negocio familiar empezó a crecer. Hoy tienen un edificio de seis pisos en el centro de la ciudad. Por ello distribuyen muebles a Los Ríos, Pichincha, Esmeraldas y Manabí.
Tyrone Paz, catedrático universitario, señala que la comercialización de productos en otras ciudades se debe a la ubicación geográfica que tiene Santo Domingo. “Tenemos la suerte de estar cerca de las provincias de la Sierra y de la Costa. Esto hace que el transporte sea más económico”.
Además hay un trato personalizado. Mera elaboró unos catálogos para que el cliente de otras ciudades escoja los modelos de muebles. “Nos comunicamos por teléfono. Ellos nos dictan el código y nosotros les enviamos los muebles por transporte”.
Distribuidora Ordóñez utiliza otra estrategia comercial para captar clientes de otras ciudades.
En 1996 formó una línea de cobertura en ciudades como Esmeraldas, Los Ríos, Manabí y Guayas. Los vendedores acudían a las cabeceras cantonales y ofrecían los productos de aseo personal. Los enviaban por camiones.
Para Paz, las ventas puerta a puerta han dado resultado en los negocios de los santodomingueños. “Los dueños de locales prefieren que les visiten y así no descuidan sus locales”.
En la actualidad, Distribuidora Ordóñez cuenta con tres sucursales. Su propietario Édgar Ordóñez señala que allí laboran 48 empleados. Según el INEC, en el 2010, en Santo Domingo se empleó a 47 108 personas.
Vicente Cuenca, director de la Cámara de Comercio de Santo Domingo, afirmó que los negocios en el cantón nacieron de forma empírica, en su mayoría, y que fueron iniciativas familiares que se expandieron poco a poco.
En el caso de Ordóñez, su esposa y sus tres hijos atendían el local. “Cuando empezamos a tener ganancias, abrimos otras sucursales y contratamos más empleados”.
Grandes aseguró que el negocio lo inició con su esposa, pero a medida que los hijos crecieron se convirtió en algo familiar.