Guadalupe Pintado, de 49 años, no se percató de la inusitada crecida del río Tomebamba, en la capital azuaya. A las 17:00 se vio atrapada en una especie de isla y con gritos pidió auxilio. Fue rescatada a las 18:30.
Pintado se gana la vida lavando ropa ajena. Como de costumbre, a las 13:00 del lunes llegó Balzay Alto, un sector escondido y alejado de viviendas. Su tarea la empezó bajo una pertinaz llovizna. A las 16:00, el río la sorprendió con una crecida inusual.
Hugo Morocho, de 26 años, habitante de la zona escuchó los gritos de la mujer que pedía ayuda y se comunicó con a la Central Única de Emergencia (ECU-911). A esa hora ya había varias emergencias en la ciudad, por la crecida y desbordamiento del Tomebamba en los sectores de Puertas del Sol y del Coliseo Mayor Jefferson Pérez.
Los daños más fuertes se registraron en el último punto. La fuerza del agua amenazaba con romper la pared posterior que limita con el afluente. A partir de los costados laterales del cerramiento el agua salía como río y anegó las calles aledañas: Unidad Nacional y la 12 de Abril.
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Allí, algunos carros quedaron atrapados y provocó caos. Por el peso vehicular y el temor a que la fuerza del agua socave los estribos, la Policía cerró el tránsito en los seis puentes sobre el Tomebamba: desde el de la Unidad Nacional hasta el del Hospital Vicente Corral Moscoso.
Ubicó cintas amarillas de peligro para impedir que los curiosos se aproximen al afluente. Pero no faltaron los jóvenes que lanzaban anzuelos y atarrayas al río para pescar, con la idea de que cuando el río crece arrastra más peces. Los técnicos del ECU-911, también recibieron llamadas de auxilio de moradores de los sectores de Barabón y Río Amarillo, aguas arriba.
Su director, Fernando Figueroa, contó que la parte alta (El Cajas y Soldados) soportó más de tres horas de lluvias intensas. Eso provocó la crecida del Tomebamba que nace en esa zona. Cuenca ha registrado llovizna moderadas, pero casi permanentes, desde el sábado pasado.
Entretanto, el primer grupo de bomberos llegó cerca de las 18:00 al lugar donde estaba Pitado, cuando había oscurecido. Ellos tendieron cabos entre dos árboles de los lados del río y rescataron a la mujer que tiritaba de frío. Cuando estuvo a salvo, los vecinos le dieron ropa para que se abrigue.
Pero no dejaba de reclamar a su perro, su fiel compañero de sus largas jornadas de trabajo, que quedó en esa isla, pero a salvo. Ella dijo que al siguiente día regresaría por su mascota. La lluvia cesó en Cuenca pasada las 20:00.
A esa hora el caudal del Tomebamba empezó a descender. Técnicos de las empresas municipales Etapa y de Aseo se concentraron para limpiar y evacuar los escombros. En cambio, las autoridades de las entidades de socorro se concentraron en la oficina de Crisis del ECU-911 para evaluar los daños.