Acuden con globos, juegos, teatro y mucho ingenio para conseguir una sonrisa de sus pacientes que se encuentran en varios hospitales y asilos de Riobamba. Son 20 jóvenes que comulgan con el método del médico estadounidense Patch Adams. Según su página web, “es el promotor de un medio alternativo de sanación que recurre al humor para aumentar la secreción de sustancias que actúan contra el dolor y en el estado anímico del enfermo”.
Los sábados visitan diversas casas de salud y asilos. El fin de semana pasado estuvieron en el área de Pediatría del Policlínico de Riobamba. En cada sesión regalan felicidad a los niños y adultos. Se hacen llamar ‘Syngas rojas’, un compuesto quichua-español que significa ‘narices rojas’. Este detalle caracteriza a los seguidores de Patch Adams.
Las pelucas, sombreros multicolores, gafas gigantes y mandiles blancos son parte de la indumentaria. Su rutina empieza con el maquillaje. Las voluntarias se pintan flores y mariposas en el rostro y los hombres simulan ser los superhéroes.
“Llegó el circo de los animales”, grita Paola Noboa, directora del grupo, mientras sus compañeros ingresan a la sala del hospital imitando a tigres, elefantes y conejos. Se mueven igual que estos y sus ocurrencias consiguen aplausos y risas de los espectadores.
“Es difícil mirar a los niños que padecen cáncer o están quemados y heridos. Pero debemos hacer chistes en lugar de llorar. No me gustan los pasillos largos y fríos de los hospitales, por eso hago lo posible para crear una atmósfera feliz”, dice el voluntario Cristian Caiza.
El grupo empezó con la ‘terapia de la risa’ hace dos años como un proyecto de la Sociedad Forjadora de Esperanza (Sofe). Esta fundación desarrolla campañas de donación de cabello y fabrica pelucas para niños con cáncer. Cuando el proyecto concluyó en el 2010, ocho de los voluntarios más antiguos decidieron continuar como una agrupación independiente. “Estamos en proceso de legalización porque luego gestionaremos el apoyo de alguna organización no gubernamental del exterior. Uno de los requisitos para ser reconocidos por el Ministerio de Inclusión Social es tener una cuenta con USD 4 000 y todavía no contamos con esa cantidad”, explica Paola Noboa.
Por ahora se autofinancian vendiendo pasteles que elaboran sus padres. Pero les falta dinero para comprar globos, narices de payaso, pinturas para la cara y otros implementos. “El mes pasado, organizamos un concierto para reunir fondos, pero nos fue mal. Ese día llovió mucho. Terminamos resfriados y perdimos en gastos los ahorros del mes”, comenta Nina Yaulema, otra de las integrantes.
Sin embargo, continúan activos. Su juventud, tienen entre 14 y 21 años, les ayuda a idear otros proyectos para conseguir recursos. Algunos estudian Medicina y quieren construir la ‘Clínica de la Sonrisa’. Un sitio que, según ellos, atenderá gratuitamente.
Las motivaciones
La mayoría de los voluntarios se enroló a los ‘Syngas rojas’ luego de ver la película Patch Adams, interpretada por el actor estadounidense Robin Williams. Este actor contribuyó mucho a extender la ideología de Adams por varios continentes.
En la casa de uno de ellos, los chicos aprenden dinámicas, maquillaje y técnicas lúdicas. Se instruyen en la Internet o con otros grupos de la Red de Organizaciones Juveniles.
La experiencia más dura para este grupo fue trabajar con niños que padecen cáncer terminal. A muchos les cambió su forma de pensar y la mayoría perdió la vergüenza de llevar disfraces cómicos.