El sonido cadencioso de la salsa retumba en las calles angostas de la ribera del río Esmeraldas.
El tránsito vehicular se cierra y la farra para despedir el domingo se instala.Los invitados llegan en motocicletas y taxis. Los ánimos se encienden conforme la noche avanza. Hay silbidos, aplausos, gritos.
Ante la falta de mesas, el piso sirve para colocar los envases de las bebidas y las veredas son improvisadas bancas.
Juliana A., del barrio Santa Martha, los mira a pocos metros y pide a sus tres pequeños que dejen de jugar en la calle y entren a la casa.
Deben ir a la escuela al siguiente día. Ella asegura que las farras se extienden hasta la madrugada y no pueden dormir bien. “Este es un problema de nunca acabar. Antes al menos nos escuchaban y bajaban el volumen, pero ahora no hacen nada”.
María Medina, dirigente barrial, dice que además hay mayor inseguridad en la zona. “Hay robos y los muchachos menores de edad consumen bebidas alcohólicas; protagonizan escándalos”.
En los sectores se han instalado discotecas que no cumplen con las normas de seguridad. Son casas sin puerta de emergencia o extintores de incendio. No tienen el permiso de la Intendencia.
José B., del barrio Nueva Esperanza Norte, recuerda que hace 15 días, cuando se desarrollaba una de las fiestas en la denominada ‘Calle 8’, un hombre sacó su arma de fuego y disparó a tres personas. Luego se fugó.
En el mismo sitio, pero entre noviembre del 2010 y octubre del 2011, fueron asesinados dos jóvenes que estaban en la fiesta. Recibieron varios disparos. Los datos son de la Policía Judicial.
Según Inteligencia, en estos sitios también se concentran presuntos integrantes de pandillas y gente relacionadas con la venta de droga al menudeo. “Alrededor de estas discotecas hay casas donde se expenden licor sin horario”, afirma la vecina Juliana A.
En la Intendencia de Policía de Esmeraldas se aseguró que los sitios de mayor riesgo están identificados. Son la Santa Martha, 20 de Noviembre, La Guacharaca, El Palmar, Nueva Esperanza Norte, Las Malvinas, Barrio Lindo, entre otros de la periferia.
El intendente de Policía, César Cortez, asegura que se han decomisado los parlantes y también se han hecho operativos de control en la zona. Pero cada vez hay nuevos puntos de encuentro. Por eso dice que la ciudadanía debe denunciar para poder intervenir.
Para el sociólogo Robinson Gómez, la falta de espacios públicos para la distracción y alternativas influye en esta práctica cultural.
El origen de estas fiestas se dio en Barrio Caliente, centro de Esmeraldas. “Ahí se concentraban hasta 3 000 personas los fines de semana”, comenta el especialista.
Ahí se han registrado cinco asesinatos desde el 2010. Fausto Carrillo, el comandante de Policía, ofreció incrementar los controles luego de las 02:00.