Hombres y mujeres vestidos de rojo con estrafalarias caretas de diablo se apoderaron desde el miércoles de las calles y parques del cantón Píllaro, en Tungurahua. Este año, en el tradicional desfile de la Diablada Pillareña, participan 12 delegaciones o partidas (como se les llama localmente).
Ellos bailan al ritmo de la banda de pueblo. La fiesta de ayer estaba previsto comenzar a las 14:00. Los disfrazados llevan máscaras de diablo confeccionadas con cuernos de toro o de chivo, colmillos y pronunciados mentones. También visten capas, látigos, pelucas y bastones.
Les acompañan las ‘guarichas‘. Son hombres disfrazados de mujeres ataviados con largos vestidos blancos, medias carmesí y caretas para ocultar sus rostros. Cada agrupación presenta coreografías y vestimentas únicas.
Rogelio Velasteguí, alcalde de Píllaro, dice que en las comunidades se prepararon diversos actos antes de salir a los recorridos por la ciudad. “Promocionamos la fiesta por la página web y en las diferentes ferias de turismo a escala nacional e internacional. Esperamos superar los 5 000 visitantes que llegaron el año anterior”, indica Velasteguí.
Las delegaciones arriban de las comunidades Tunguipamba, Guanguibana, Marcos Espinel, Chacata el Carmen, Robalino Panda y San Vicente de Quilimbulo. Asimismo de la Quinta Niña María, La Elevación y de la Escuela de Danza del Municipio. Según datos del Cabildo, aproximadamente 7 mil ‘diablos’ bailarán durante las celebraciones.
Ítalo Espín, jefe de cultura del Municipio, comentó que el Ministerio de Cultura declaró Patrimonio Cultural Inmaterial del Ecuador a la Diablada Pillareña, en diciembre del 2008. “Nuestros diablos se pasean por toda la ciudad con su danza única”.
En la seguridad participan 120 policías y rescatistas de la Cruz Roja y del Cuerpo de Bomberos del cantón. Las comparsas se toman simbólicamente la Plaza Central de la ciudad, a las 15:00. Luego retornarán a sus comunidades para finalizar las salidas.
Para la gobernadora de Tungurahua, Lira Villalva, la celebración es parte de la identidad del pueblo. “Los diablos se convirtieron en una festividad autóctona de los pillareños. Hacemos las gestiones para reunir a todas las danzas de diablos de Latinoamérica“, indica Villalva.