El frío intenso y la lluvia no impidieron que los fieles durmieran a la intemperie, cerca de la Basílica de la parroquia lojana de El Cisne.
Más de 300 personas de todo el país colocaron sus esteras para pernoctar en ese lugar. Otros ocuparon los portales de las casas ubicadas frente al templo o en las puertas de esta iglesia, pese a que el piso estuvo mojado.
Algunos, como la guayasense Hortensia Yubi, lo hicieron como penitencia para agradecer por los favores recibidos de la Virgen de El Cisne. Otros quisieron tener un sitio estratégico para presenciar los homenajes que se cumplieron ayer, en el campo mariano. A las 10:00 se ofició una misa, presidida por el administrador apostólico de Loja, Julio Parrilla.
Yubi durmió a la intemperie y ayunó porque la Virgen la sanó de una enfermedad. La acompañaron ocho familiares, quienes llegaron la madrugada del miércoles con comida preparada para ahorrarse algo de dinero. En una cocina de carbón, su sobrina Natalia Villón calentó arroz y pollo.
En el mismo lugar estaba la guayaquileña Patricia Naranjo, quien agradeció a ‘La Churona’ por la salud de su hija de 17 años. “Cuando mi niña tuvo ocho meses se le presentó una enfermedad, que según los médicos era incurable. Pero pedí con fe y mi Madre de El Cisne la sanó. Desde entonces le cumplo una promesa”.
[[OBJECT]]
El cuencano Manuel Saeteros, quien llega todos los años para agradecer por los favores recibidos, es parte del Comité 15 de Agosto, que venera la imagen. Uno de los milagros que recibió fue cuando se salvó de ser asaltado. “Cuando invoqué su nombre pude esquivarme de los ladrones que querían quitarme mi vehículo”.
Sus hijas viven en Estados Unidos y cada año donan dinero para arreglar el altar con flores. Ellas agradecen por su salud y trabajo.
Para la vicepresidenta del Comité 15 de Agosto, Luz Morales, los fieles ofrecen diferentes penitencias como caminatas, ayunos, dormir a la intemperie…
Los miembros de esta agrupación se preparan espiritualmente todo el año con convivencias. “Lo importante no son las cosas físicas, lo importante es preparar nuestro corazón y alma para el Señor”.
Los 18 miembros de la familia Tipán Soto llegaron desde Ambato. Ellos acondicionaron un camión para descansar en el poblado durante dos días. Luego de la misa campal de ayer arreglaron sus pertenencias y viajaron hasta su ciudad natal.
Es una tradición que la cumplen desde hace 17 años. Son comerciantes de víveres y agradecen por sus ventas, por ello no les preocupa las incomodidades del viaje y de la permanencia en el camión.
Otros prefirieron caminar como penitencia. Ricardo Tene lo hizo desde la parroquia lojana de San Lucas. Este saraguro cumple una promesa por la ayuda que recibe su familia. Este músico camina desde hace 17 años por la carretera San Lucas – Gualel – El Cisne. Su viaje duró 12 horas.
La misma ruta recorrió el ciclista Wilmer Paqui, quien llegó a El Cisne desde Yacuambi, en Zamora Chinchipe. Él ofreció este esfuerzo por la salud de su familia y por su trabajo. Sus amigos lo acompañaron durante un día.