Una calle separa las dos pasiones de Milton Tejada. De un lado, una colorida vitrina brilla con vestidos de gala que se muestran detrás de ella. Ahí se alquilan y venden sus creaciones y diseños. Al frente, un sencillo salón de belleza es su laboratorio en las destrezas de la imagen y la estética.
Su gusto por la belleza se inició hace 14 años, cuando trabajó como peluquero, y desde hace 10 incursionó en la moda. Actualmente, es diseñador, da empleo y trabaja en varios eventos. Pese a su trayectoria aún cree que en Santo Domingo, provincia ubicada en la región Costa del Ecuador, falta superar la discriminación hacia personas como él, de diferente orientación sexual (gais, lesbianas y bisexuales).
“De la mayoría de grupos gay, sí hay un 70% a quienes todavía les pegan, los golpean, los maltratan psicológicamente”, dice, sin demostrar ningún tipo de complejos. “Aún no me ha afectado ni a los que trabajan conmigo; yo me he dado mi lugar”, agrega. Pero prefiere no frecuentar muchos sitios públicos de entretenimiento. “Para no dar motivos”, dice él.
El rechazo sí es una vivencia que a diario tiene que enfrentar Kerly Julieth, por ser transexual (que se siente del sexo opuesto a aquel con el que ha nacido). Ella también dirige una peluquería desde hace tres años. Allí trabaja con cuatro personas. Cree que el comportamiento ha cambiado, pero no del todo. “Para hacer un trámite legal, donde debería haber un cambio, no lo hay. Para realizar un trámite te miran la cara, se hablan entre las otras personas o dicen atiéndela tú”.
A la discriminación se suma la idea de pensar en las personas que pertenecen a los grupos Glbti (gais, lesbianas, bisexuales, transexuales, intersex), como quienes se limitan a trabajar en los campos de la belleza o la moda.
Eso no es del todo cierto según Elvis Hidalgo, también reconocido diseñador y estilista. “Yo tengo amigos que trabajan en otras cosas, oficinas, y no les discriminan”, claro que esto, según Hidalgo, ha cambiado. “Antes se enteraban que eran gais y los botaban”.
Aún no existen normativas específicas que defiendan el derecho al trabajo en igualdad de condiciones en el país. Sin embargo, la Constitución sí garantiza la no discriminación.
El artículo 11 indica que “nadie podrá ser discriminado por razones de etnia, lugar de nacimiento, edad, sexo, identidad de género, identidad cultural, estado civil, idioma, religión, ideología, filiación política, pasado judicial, condición socio-económica, condición migratoria, orientación sexual…”.
León Sierra, activista por los derechos Glbti, cree que las limitaciones en lo laboral no tienen que ver con lo personal. “Hay una presión social, una realidad económica que obliga a las sociedades a estas realidades”. Para solucionar esta problemática, dice, se requiere unión de esfuerzos para incrementar programas de inclusión. Algo de eso ya se está haciendo, asegura.
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Milton Tejada (izquierda) tiene un local de alquiler de vestidos para certámenes de belleza. Al frente está su peluquería.
Adolfo Zambrano, dueño de la agencia de eventos Elegance e instructor de baile, asegura que en su trabajo no ha sido rechazado por su orientación sexual, aunque no desmiente este hecho, sobre todo hacia los trans. “La discriminación existe, indiscutiblemente. En mi caso, gracias a Dios no la he sentido”. Hay, añade, “un clamor que debería ser asistido con más calidad humana”.
Richard Espinosa, ministro coordinador de la Producción, afirmó que la discriminación de género es un tema que sí estará incluido en el nuevo Código Laboral. “El reto más que ponerlo en el Código es el control”. Por ello, agregó, se trabajará para que esto no quede en el papel.
La situación en Esmeraldas
Martha abre su gabinete todos los días a las 09:00. Su clientela gusta de sus cortes, tinturado y tratamientos. Ella pertenece a la comunidad Glbti de Esmeraldas. Tiene 32 años, y desde hace 12 trabaja como estilista. Dice que optó por esa profesión porque ahí no se sentía discriminada y tenía su propio espacio para trabajar.
A diferencia de ella, Pierina, también estilista, dice que en Esmeraldas la visión ha cambiado. “Hay gente que respeta los derechos y nos aceptan como tales”. También luchó contra el rechazo de sus padres y amigos. Hoy dice sentirse libre.
Ambas son parte de la Fundación Ave Fénix, que agrupa a las personas con diversa orientación sexual. Ahí se brindan todo tipo de capacitaciones. Su presidente, Félix Tircio, cree que han avanzado mucho en la defensa de sus derechos y en el respeto a sus espacios. Uno de ellos son las conquistas de igualdad en lo laboral.
Harry P. labora en una institución particular y se encarga del protocolo y los eventos sociales. “Esta ha sido la oportunidad para demostrar que tenemos capacidad”.
Pilar Pallares, presidenta de la Fundación 21 de Septiembre, que agrupa a las trabajadoras sexuales, indica que terminar con la discriminación y xenofobia es uno de sus desafíos.
Urge un compromiso con el Estado
Diane Rodriguez, activista por los derechos de los Glbti. Asociación Silueta X.
La mayoría de población trans sin nivel académico adecuado termina en la calle realizando trabajo sexual o esforzándose para poner un negocio propio.
No digo que esto esté mal, pero las personas trans no tienen el abanico abierto como el de heterosexuales y homosexuales en algunos casos. Para romper este paradigma debe haber un compromiso del Estado, tratando de sensibilizar desde el núcleo familiar.
Esto debe ir acompañado de otra campaña mediática de inclusión social. La actual ley laboral que se está discutiendo debería tener una medida para la población Glbti, similar a la de las personas con discapacidades.
Espero que los asambleístas hayan incluido una ley laboral Glbti que enviamos en agosto del 2013. Es necesario implementar acciones afirmativas para las poblaciones históricamente discriminadas.