El aula tiene siete metros de largo por tres metros de ancho. Ahí se han acomodado cinco computadoras para los 48 alumnos que reciben clases de Informática.
Trabajan en parejas mientras los niños que no alcanzan a ocupar la máquina esperan su turno sentados en el suelo. En la Unidad Educativa María Eugenia Durán Villalobos no se puede hacer más.
Falta infraestructura para la cantidad de niños que hay. Incluso se ha tenido que negar cupos.
Una extranjera afrontó esa situación hace un mes. Tiene dos niñas, una de siete y otra de ocho años. Le dijeron que no podían aceptarlas por la sobrepoblación escolar. Antes sus hijas estudiaban en la escuela Fe y Alegría, pero las retiró. No le alcanzaba para el pago de la pensión (USD 50 mensual).
Javier Valdivieso, director de la Unidad Educativa María Eugenia Durán Villalobos, dijo que en su plantel tienen espacio físico (terreno) “para hacer maravillas”, pero que les faltan recursos para aulas.
Tienen 420 estudiantes. Hay de 45 a 48 alumnos por grado. “Según la Ley de Educación debe haber de 30 a 35 niños. Pero no hay apoyo de las autoridades”.
En la Dirección de Educación provincial se solicitó una entrevista para tratar el tema, pero hasta el cierre de esta edición no hubo una respuesta oficial.
La extranjera también fue a esa dependencia en busca de ayuda para que sus hijas no se queden sin estudio. Al final logró matricularlas, pero tras un proceso engorroso.
Tuvo que hacer un oficio mencionando sus derechos como refugiada. Luego otro dirigido al Ministerio de Educación, luego ir y venir de la escuela por tres ocasiones hasta que logró una orden directa de la Cartera de Estado.
Las niñas se matricularon, pero ellas al igual sus compañeros apenas pueden moverse por el poco espacio. Los docentes dicen con ironía que el juego de la rayuela pasó del patio a las aulas de clase. Todos están amontonados.
Para recoger los libros que están en el anaquel, ubicados en la parte posterior de la infraestructura, se necesita de habilidad para evadir las mochilas, bancas, loncheras, materiales a saltos.
Milton Bustillos, presidente de la Unión de Educadores de Santo Domingo, dice que es difícil establecer una cifra exacta de cuántos estudiantes no avanzaron a ingresar este año lectivo por la falta de cupos. “La sobrepoblación estudiantil ha generado un caos educativo. El Ministerio le debe respuestas a los padres de familia”.
El director de la Unidad Educativa Hualcopo Duchicela, Manuel Monar, afirma que los problemas más graves los han tenido que afrontar los alumnos que vienen de otras provincias y se radicaron en Santo Domingo o que salen por primera vez de la zona rural para buscar un cupo.
Una cuarta parte de las aulas están divididas con pared o tabla triple en esa institución. “¿Cómo los aceptamos? ¿dónde los colocamos? Hubo que improvisar”, señaló Monar. Los pupitres tienen el tiempo de la institución: 18 años.
Jesús Robles trató de que su hija ingresara a octavo año en una institución que quedaba a pocas cuadras, pero no hubo cupo. Tampoco en otro que estaba a 10 minutos y tras un mes de insistir en otro logró que sea aceptada. “Lo alcancé al cuarto intento. Estaba desesperado. Imagine lo que sería perder un año de esa forma”.
Según Jaime Vizuete, director de la Unidad Caracas, el cierre de escuelas desencadenó el problema. “Además uno no se explica cómo en la escuela del Milenio (promocionada por el Gobierno) solo estén 30 y a nosotros nos ponen 40 niños”.
Otras necesidades
La escuela Hualcopo Duchicela no tiene una sala de maestros para aplicar la recuperación pedagógica con los estudiantes. Los maestros se turnan en la dirección de la institución para cumplir con el requisito de Ley.
El acuerdo Ministerial 337, en el artículo 11 , establece que los niños, niñas y adolescentes extranjeros tienen derecho a acceder a una educación gratuita y de calidad, conforme con lo que se establece en la Ley Orgánica de Educación.
Los maestros ahora deben dominar todas las materias del ciclo al que son asignados. Ellos coinciden que no han sido capacitados y que hay materias nuevas que no conocen.