Cada uno de los cuatro puertos más importantes del país ha tenido una administración distinta. Es decir, las autoridades locales, a través de unos directorios, definieron las políticas y el rumbo de cada Autoridad Portuaria.
Por ejemplo, el de Guayaquil está concesionado y el de Manta va por esa línea, con su segundo proceso de concesión; Puerto Bolívar era administrado por la Prefectura, el Municipio de Machala y los gremios productivos; y en el de Esmeraldas no funcionó la concesión.
Tras la firma del decreto 287, del 3 de abril del 2014, el presidente Rafael Correa eliminó a los directorios de las autoridades portuarias, con lo cual la administración pasa al Gobierno central.
Entonces, ¿cuál es el modelo portuario que se propone para administrar los cuatro puertos? ¿Qué implica el cambio de administrador? ¿Qué estrategias se han trazado?
Eso no está claro hasta este momento. Ni los actuales gerentes ni los integrantes de los desaparecidos directorios conocían cuál es el rumbo que tomarán los puertos.
Hasta el viernes pasado, los gerentes esperaban enterarse de las decisiones del nuevo administrador: la Subsecretaría de Puertos y Transporte Marítimo y Fluvial del Ministerio de Transporte y Obras Públicas.
Por ahora, lo único que se sabe es que la Subsecretaría trabaja en la implementación de una propuesta sectorial de largo plazo, pero no se conocen más detalles. En el decreto se esgrime que este cambio responde a las exigencias de eficiencia, eficacia y calidad en la gestión. Todo eso está bien y obviamente el objetivo es ese, pero cómo y con quiénes hacerlo no es claro.
Se esperaría que ese plan fuera incluyente o que involucrara a los usuarios, como los exportadores o importadores.
De alguna manera, los modelos que aplicaron los anteriores administradores (los involucrados fueron tomados en cuenta) posicionaron mejor, por ejemplo, a los puertos de Guayaquil, Manta y a Puerto Bolívar.