El intenso sol de esta mañana no sofocó la fe de cientos de católicos en Guayaquil. Desde las 09:00 de este domingo 27 de abril, día en que se conmemora al Señor de la Divina Misericordia, alrededor de 3 000 personas caminaron con regocijo hasta su santuario, ubicado en el kilómetro 26 de la vía Guayaquil-Salinas.
Electra Alcívar llegó desde el cantón Nobol, a unos 45 minutos de la ciudad. Madrugó para celebrar junto a sus hermanos la canonización del ‘papa bueno’, Juan XXIII; y el ‘papa viajero’, Juan Pablo II. Ella acudió con una petición especial: la salud de sus hijos, pues uno de ellos sufrió recientemente un accidente de tránsito.
Su oración se fundió con el clamor de jóvenes, niños y adultos que entonaron cánticos y rezos, mientras peregrinaban tras una camioneta adornada como altar, en donde se colocó la imagen de Cristo resucitado.
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Miembros de la Policía Nacional y del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil acompañaron el recorrido, que se realizó por un carril de la vía de retorno a la ciudad. A su llegada al santuario se realizará una eucaristía, dirigida por Monseñor Antonio Arregui.
En los templos de la ciudad también se vivió con júbilo la canonización de los papas. Eran las 23:00 del sábado pero la Catedral de Guayaquil lucía llena por los integrantes del movimiento católico Juan XXIII. El calor y la humedad que quedaron como resultado de una ligera llovizna no fue impedimento para que los feligreses expresen su devoción a Juan Pablo II y Juan XXIII.
Muy animados, los diferentes grupos juveniles y representantes de parroquias gritaban y aplaudían al escuchar sus nombres; al tiempo que levantaban carteles y pancartas que los identificaban con sus respectivos grupos.
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Aurora Aguirre, del movimiento Juan XXIII, expresó con un rosario en la mano su alegría por la canonización de su patrono. Para ella, la decisión del papa Francisco fue sabia, pues Angelo Giuseppe Roncalli fue pilar fundamental para la masificación del catolicismo en el mundo.
Esta mañana, el ambiente fue más solemne en la Catedral. El rector del templo, el padre Rómulo Aguilar, dirigió una misa en la que destacó el ejemplo de los dos papas, ahora santos.
Sus cuadros fueron colocados en el altar, junto a la imagen del Señor de la Divina Misericordia. Las pantallas de la iglesia proyectaron imágenes de sus vidas durante la homilía.