Un conductor se muestra desesperado y al mismo tiempo molesto. Lo evidencia al hacer sonar constantemente la bocina de su carro. El jueves, a las 08:15, el tránsito por la Avenida Parra Velasco, junto a Sauces 7, es lento.Esa vía se conecta con las avenidas de las Américas y la Benjamín Rosales, dos de las principales arterias que enlazan el norte con otros puntos de Guayaquil. En ese instante de la mañana la convulsión vehicular es enorme, pues es la hora pico en esa zona.Y es a esas condiciones de circulación a la que deben de adecuarse los propietarios de vehículos. Alberto López, quien labora en un banco del centro de la urbe y reside en Guayacanes, dice que debe salir 15 minutos antes para evitar contratiempos por la congestión. “Antes llegaba retrasado a la oficina porque el tránsito se embotella hasta pasar la Terminal Terrestre (en el norte)”.A las 17:30, en cambio, un ambiente mucho más pesado se vive en la avenida Plaza Dañín, en el tramo entre las avenidas Las Américas y la Pedro Menéndez. Esta última, hacia el sur, conecta con el túnel que va hacia el centro, así como al norte para los que utilizan el puente de la Unidad Nacional.Jaime Velásquez, director ejecutivo de la Comisión Tránsito del Guayas (CTG), dice que en Guayaquil el conflicto de tránsito se crea básicamente porque la infraestructura vial no es la adecuada, por el desconocimiento de los conductores sobre vías alternas, y por no existir diseños de tránsito que permitan una mayor fluidez.El funcionario califica como un embudo el que se torna en la Plaza Dañín hasta llegar hasta la Pedro Menéndez. Los conductores, en su mayoría, habitan en las urbanizaciones de la vía a Samborondón. Otro caso es el de la avenida del Bombero. Velásquez dice que allí no se construyó un distribuidor de tráfico a la altura de la avenida Leopoldo Carrera. Hay muchas vías que confluyen a la nueva arteria lo que hace en ciertos momentos muy pesada su circulación.Igual infraestructura hace falta en la intersección de las avenidas de las Américas y la Benjamín Rosales donde las horas pico provocan retrasos de hasta 20 minutos. Pero Velásquez no cree que por el momento se haga necesario llegar a una medida como la del ‘pico y placa’ de Quito. “Todavía no amerita algo así pero si esto continúa aumentando en ciertos lugares de Guayaquil, el Municipio tendrá que tomar alternativas”.Guillermo Arguello, director de Ordenamiento e Infraestructura Territorial del Municipio, dice que no se prevé, en el corto plazo, la necesidad de implementar una medida. “Los últimos 16 años se ha invertido en infraestructura vial, transporte público así como se ha hecho una acción coordinada con la CTG”.Dicha dirección realiza monitoreos de tránsito en la ciudad para implementar enlaces o vías alternativas. Especialmente desde el casco central que, con un 60% de circulación, focaliza la mayor parte de los viajes intraurbanos.El taxista Ángel Erazo considera que los niveles de circulación no son del todo alarmante, aún en las horas pico. “No creo que se deba restringir la circulación en función del número de la placa”.Él coincide con María Espinoza, secretaria de una empresa en el centro. Para ambos se debería ordenar mejor el transporte público que en muchas ocasiones generan los embotellamientos.Espinoza pone de ejemplo la esquina de Víctor Manuel Rendón y Baquerizo Moreno, donde espera el bus para ir a su casa. Allí varias unidades, que se detienen para coger pasajeros, paralizan el tránsito. “La circulación de los buses debería limitarse solo a determinadas calles”.Jorge Roca, conductor de la línea 86, que va al norte, no comparte ese criterio. “El transporte urbano debe repartirse por distintas calles, caso contrario se generaría un gran caos”.