La espera de siete horas se extendió a 16 para Yolanda Valarezzo. Llegó al Aeropuerto José J. de Olmedo de Guayaquil cerca de las 22:00 del viernes pasado, desde su natal Cotacocha (Loja).
El viaje lo emprendió para esperar a su hijo, Richard Rividia, quien debía llegar en el vuelo de Iberia, proveniente de Madrid (España), a las 05:00 de ayer. Pero el avión no llegó, debido al cierre temporal del aeropuerto local por la caída de ceniza del volcán Tungurahua, que afectó la visibilidad aérea desde el mediodía.
A Yolanda le informaron que su hijo, al igual que otros pasajeros, arribaron a Quito y luego fueron trasladados hasta Manta, de donde serían transportados vía terrestre a Guayaquil. “A las 2 de la tarde nos dijeron que llegaba”, calculaba Yolanda Valarezzo.
El aeropuerto de Manta ha servido como ruta alternativa para las aerolíneas. Así, Aerogal no canceló sus vuelos.
El Boeing 757, que debía llegar a Guayaquil desde Galápagos, aterrizó en Manta para emprender desde ahí su ruta a Nueva York. Los pasajeros fueron trasladados al puerto manabita.
En Manta se registraron 20 operaciones ayer. Han arribado vuelos de Tame, Ícaro, Cubana de Aviación y Copa.
Pero la espera empezaba a incomodar a pasajeros como Xavier Toledo, quien llegó al aeropuerto desde Cuenca para partir a Los Ángeles (EE.UU.). El viaje estaba previsto para las 15:00 del viernes, pero hasta las 10:00 de ayer no recibía información concreta, sobre su vuelo. “Alguien debe decirnos qué va a pasar”, dijo, mientras se entretenía con su guitarra.
Inicialmente estaba previsto reiniciar las operaciones a las 15:00 de ayer, pero la Dirección de Aviación Civil notificó a la Fundación Aeroportuaria que los vuelos comerciales podrían salir a las 17:00. En las salas de espera la angustia aumentó.
Firmas como Copa corrieron con los gastos de hospedaje de los afectados por la medida.
Las operaciones aéreas en la ruta Cuenca-Quito, en cambio, fueron normales. Solo el viernes los aviones se desviaban hacia la Amazonía y desde allí a la capital por precaución. El desvío extendió 10 minutos el viaje. La ruta Cuenca-Guayaquil sí estuvo suspendida desde la emergencia.
La Secretaría de Gestión de Riesgos del Guayas informó que la nube de cenizas en la provincia ya desapareció. Sin embargo, los residuos del material volcánico continuarán en el ambiente durante cuatro o cinco días.
Yuri de Janon, coordinador de Respuesta de la entidad, recomendó el uso de mascarillas y no mojar la ceniza, sino barrerla, para evitar que se solidifique. Ayer en la mañana en el norte las familias limpiaron sus casas.