Ferreterías, farmacias, restaurantes, abacerías, talleres artesanales… son algunos de los negocios instalados por los emigrantes lojanos, que retornaron de España, tras la crisis económica de ese país.
Esos locales funcionan en los inmuebles que adquirieron con sus remesas. Rosa Ochoa trabajó en España durante 15 años en servicios domésticos, pero regresó porque ya no tenía empleo y empezó a mantenerse con sus ahorros. Con el dinero que ganó, construyó una vivienda de tres plantas en el barrio Las Peñas, en el occidente de la capital lojana.
Su objetivo inicial fue ocupar toda su casa para su familia y usar un espacio pequeño para un negocio. Pero cuando retornó en agosto pasado prefirió ubicar un taller de costura en el primer piso y aprovechar de mejor manera su inversión.
En la cocina colocó cinco máquinas para coser y en la sala, la mesa para cortar las telas. La inversión inicial ascendió a USD 15 000, que fueron financiados con sus ahorros.
Su primer pedido fue de 50 camisetas para una ferretería, que entregó en diciembre pasado. Este mes le va mejor, porque ya tiene tres pedidos de uniformes deportivos. Además, está entre las artesanas calificadas en la provincia para elaborar los uniformes para los planteles de educación pública.
Otros de sus objetivos fue generar fuentes de empleo y por ello da trabajos temporales de acuerdo con los pedidos.
También acondicionó una habitación para ofrecer masajes térmicos. “De una u otra forma tengo trabajo para mantenernos económicamente. ¿Si lo hice en España, por qué no hacerlo en nuestro país?”, comenta sonriente.
José González llegó hace tres meses a la capital lojana y adecuó su vivienda para instalar su negocio y ofrecer los servicios de plomería, jardinería, pintura, electricidad… Las herramientas trajo de España, donde laboró 12 años y en Loja ya tiene dos contratos.
En la ciudad no existe un registro de cuantos migrantes retornaron desde España, que es el principal destino de los lojanos. Pero 20 familias conformaron la Asociación de Migrantes Retornados de Loja en marzo pasado. Su idea es tener información para emprender proyectos productivos. El promedio de estadía en España de los integrantes de esa asociación fue de 12 años.
María Isabel Riofrío, presidenta de Amirel, señala que los emigrantes llegan con nuevas ideas, pero les falta el respaldo institucional y económico para que los proyectos prosperen. Una de las opciones es hacer productivas a sus viviendas para ahorrarse el alquiler de tiendas o galpones.
Eso hizo Rafael Carrión, quien acopló su inmueble hace tres años y adquirió el terreno aledaño. Allí, funciona una fábrica de estribos para construcción. Son cuadros de hierro que se ubican en las columnas de las edificaciones de hormigón. Su casa está ubicada en La Consacola, en el noroccidente de la urbe.
Para ubicar la maquinaria construyó un galpón y realizó las conexiones necesarias para el funcionamiento de equipos importados de España. Una de las dificultades que atraviesa es la competencia, “pero tengo contratos por la calidad de mi trabajo, que es recomendado entre los constructores”. Tiene clientes en Loja, Cuenca, Machala, Quito y Guayaquil.
_En contexto Por la crisis económica en España, las remesas que llegaban a Loja bajaron. En el primer semestre del 2011 alcanzaron los USD 54,8 millones y en los seis primeros meses del año anterior se ubicaron en los USD 39,1 millones, según el Banco Central del Ecuador.