Los cuerpos de José Mero, de 56 años, y de su hijo Javier, de 18, dos pescadores artesanales, no aparecen.
Ellos vivían en Los Ranchos de Crucita (Manabí). Desaparecieron el pasado lunes. Antes de los fuertes vientos que golpearon a la costa de Manabí, ellos salieron a pescar en una lancha.La búsqueda de los pescadores se inició el martes. Ayer, desde las 06:00 se reanudaron las labores. Dos avionetas, dos helicópteros y dos fragatas rastrean a lo largo de 350 kilómetros del perfil costanero de Manabí. Así lo informó Jorge Tapia, del grupo de rescatistas de Crucita.
“Todas las capitanías de puerto del país están atentas a cualquier novedad y deben reportarla a Manta o Crucita”, aseguró.
En el enclave marino Los Ranchos, los vecinos, liderados por Piedad Zambrano, presidenta de la Junta Parroquial de Crucita, y por personal del Ministerio de Inclusión Económica y Social, realizan las tareas de recolección de donaciones para Blanca Arteaga, esposa del desaparecido José.
Ella tiene cuatro hijos y tres meses de embarazo. Es desempleada y dependía de los ingresos económicos de su marido.
Ayer, en el norte de Perú, la tripulación del barco atunero Gino rescató a tres pescadores artesanales de Manta, que fueron encontrados a la deriva a bordo de la lancha Mírame Señor, que fue reportada como desaparecida el pasado lunes.
Marlon Silva Mero, Carlos Mendieta Vera y Hugo Mendieta Vera están a salvo y con buen estado de salud. Los rescatados comentaron que estaban pescando y luego, sin darse cuenta, las corrientes les alejaron del buque madre Katty Betania.
Mientras la búsqueda de José y Javier continúa, los pescadores de Manta retomaron las actividades de pesca. Algunos repararon los motores que fueron destruidos por la corriente de agua.
También terminó el trabajo de los buzos, que fueron contratados para buscar los motores fuera de borda y las lanchas.