No tiene una hora fija para descansar. A veces se amanece trabajando. Es de estatura pequeña y contextura gruesa. Sus manos están encallesidas por los múltiples oficios que tiene.Narcisa Guamán es madre de los quintillizos: Diana Narcisa, Pablo Vicente, Gloria del Cisne, Eddy Ronaldo y Miriam Dolores. En ese orden nacieron el 11 de mayo de 1999.
Guamán, de 45 años, luce cansada. Entre sus obligaciones diarias están: cocinar, lavar ropa y preparar pollos, desyerbar, dar de comer a los animales, ayudar con los deberes y asistir a reuniones de sus hijos.
Guamán se reanima con la sonrisa de sus hijos. Mantiene vivo el recuerdo de cuando logró embarazarse mediante inseminación asistida, 15 años después de que tuviera su primer hijo (Stalin, de 28 años).
Sus ojos negros brillan en el instante que recuerda el nacimiento de los quintillizos. “El parto se adelantó cuando estaba de siete meses. Los niños estuvieron en la incubadora”.
Ella también no se olvida las malas noches, lo difícil que resultó amamantarlos. Inclina su cabeza, su voz se resquebraja. Lo más duro en los últimos13 años son los “gastos diarios”.
Desde hace un año, los quintillizos y sus padres Vicente Chapa y Narcisa Guamán viven en una modesta casa de bloque de una planta, de tres cuartos, una cocina y un baño. Esta fue entregada por el Miduvi. Este 11 de mayo celebrarán el cumpleaños y confirmación de los quintillizos y el Día de la Madre.
La madre está consciente de que de ella y de su esposo depende la alimentación del hogar. Madruga a trabajar preparando pollos. “Mi deseo es que mis hijos tengan qué comer. No alcanza para otra cosa”.
Su esposo, quien trabaja como chofer y percibe un sueldo de USD 292 al mes, colma de halagos para describir la madre ejemplar que es para sus hijos. “Ella da todo de sí, hasta su vida estuvo en riesgo cuando dio a luz y después también estuvo delicada de salud”.
Vicente destaca que las tareas de su esposa se inician a las 05:00 y terminan a medianoche. A Pablo, uno de sus hijos, le gustaría tener dinero para que su mamá no trabaje tanto, que pueda descansar y comprarle ropa. Sueña ser militar.
Eddy, el más inquieto de los quintillizos, se entristece al contar que su progenitora no puede ocupar la lavadora que les regalaron porque consume mucha luz. “Quiero ser grande para trabajar y ayudar”.
Para Guamán, ser madre de quintillizos es un aprendizaje diario. Ella asigna una semana para que cada uno de sus hijos ayude con las tareas de la casa. El diálogo es constante.
HOJA DE VIDA
Tras 15 años de tener a su primer hijo, buscaban un segundo heredero. Se embarazó a través de inseminación asistida.