El monte Sinaí es uno de los lugares sagrados más importantes para la historia del pueblo hebreo y del cristianismo. Situado hacia el sur de la península del Sinaí, en Egipto (Asia), es el lugar donde, según la Biblia, Dios entregó a Moisés los Diez Mandamientos.
Al oeste de Guayaquil, en cambio, una naciente comunidad lo asumió como su nombre hace 21 años. Así surgió esta populosa barriada, el último gran asentamiento popular de la urbe.
Es una zona de 30 000 habitantes, según calculan sus dirigentes, donde falta todo en servicios básicos. A esta se accede, desde la vía Perimetral, por la avenida Casuarina. Tras un camino de asfalto con muchos baches de 4 kilómetros, se llega a la entrada a la cooperativa Sergio Toral.
Desde allí se inicia el ingreso a Monte Sinaí. Es un camino de tierra que es asfaltado por el Gobierno a través de la Secretaría de Gestión de Riesgo y cuyos trabajos no cuentan con los permisos del Municipio. La nueva vía tendrá 16 kilómetros de extensión.
De ahí en adelante el ambiente es lleno de polvo en el verano y que, con las primeras lluvias, se ha convertido ahora en lodazal.
“Nos hemos acostumbrado a vivir así. Con todo este polvo niños y adultos vivimos siempre enfermos”, comenta resignada Lucrecia Paredes mientas camina con una funda de víveres en su mano.
La única calle asfaltada es la que conecta con la cooperativa Sergio Toral. Es la misma, cuya calidad de los trabajos cuestionó el presidente Rafael Correa en enero del 2010 al inaugurarla. La construyó la desaparecida Corpecuador.
Glenda Quevedo, moradora, dijo que las calles han sido hechas por la comunidad. “No las ha hecho ni el Gobierno ni el Municipio. La vía vieja se hizo por autogestión de la propia comunidad. Luego, viendo la necesidad de la gente, el Gobierno la asfaltó”.
Las casas de caña, madera y cemento, con diversos colores, matizan este territorio levantado sobre 300 hectáreas en el límite de la ciudad sobre algunas lomas. Hacia los extremos están el bosque Cerro Blanco, el embalse de Chongón y el canal de trasvase.
Según Marcos Solís, dirigente, el nombre de Monte Sinaí lo propuso en asamblea César Rivas, socio de la Asociación de Trabajadores Agropecuarios que reclamó el derecho a la tierra. “A la entrada había un monte rocoso parecido al Sinaí”.
La diversidad de credo caracteriza a esta zona. Hay iglesias y templos católicos, evangélicos, cristianos, mormones’ Todos colaboran en una causa común: programan actividades para alejar a los jóvenes de los vicios.
En Monte Sinaí se proclaman como la capital montubia de Guayaquil. No solo porque sus fundadores eran trabajadores de la antigua Hacienda María. También porque muchos de sus habitantes llegaron desde el agro de provincias vecinas de la Costa y de la Sierra central.
En el sitio no solo existe un coso donde realizan rodeos montubios. En la parte posterior de la cooperativa hay áreas destinadas a cultivos de arroz, maíz, stevia’
También, en cada solar se tiene que sembrar al menos dos frutales u hortalizas. Félix Silva explicó que manejan un centro de acopio en donde se ofertan productos a bajos costos. “Además, hay criaderos de pollos, patos, chanchos, chivos. “Se puede encontrar una libra de carne de chancho en USD 1,50”.
Algo presurosa camina María Cajo. Desde su casa, ella recorre cuatro manzanas rumbo a la Unidad Educativa Monte Sinaí, donde se educa José (8), su hijo.
En las cuatro escuelas fiscales del sector se educan 2 000 niños de Monte Sinaí. Si bien tienen cubierto el tema educativo, existen falencias como la carencia de calles en buen estado, salud, seguridad, agua potable, luz eléctrica, alcantarillado, mercados, áreas recreativas’