Es una mañana fría y brumosa en la camaronera de Luis Segarra. Está a punto de llover.
Segarra posee 85 hectáreas de piscinas en el sitio Chalacal, un apartado sector agrícola del cantón El Guabo, en el norte de El Oro. De esta zona participarán algunos productores en la XXXI Feria Nacional del Langostino, que se realizará entre hoy y mañana en el cantón Santa Rosa.
Al fondo de una piscina, los hermanos Jaime y Moisés Valdiviezo reman sobre un pequeño bote de fibra de vidrio. La frágil embarcación se bambolea con cada empuje del remo.Esa mañana, los hermanos alimentan a los crustáceos, antes de que llueva. Si llueve los animales no salen a comer y el alimento se desperdicia. Jaime, de 23 años, se encarga del boleo; Moisés, de 18, de operar el bote. Cuando Jaime dice que bolea se refiere a que desde el bote esparce el balanceado a lo largo de toda la piscina. El bote sigue una línea zigzagueante hasta que se acaba el saco de balanceado.
Jaime se vino de Catamayo (Loja) hace tres años para trabajar allí. En el predio de Segarra labora cuatro horas diarias, por las mañanas. “Permanecemos dentro de la camaronera uno o dos meses seguidos. Una señora nos cocina para los seis trabajadores”, dice Jaime.
Los lojanos son muy demandados para este trabajo. Wílmer Díaz, de 28 años, es capataz de otra camaronera cercana. Llegó de Loja hace 10 años y entre camaronera y camaronera finalmente se quedó en esta última, donde labora desde hace tres años. “Vivo aquí mismo, con mi esposa y mi hijita”.
Díaz asegura que la paga es buena. “Me pagan por sobre los USD 300, y estoy asegurado”.
Las camaroneras son una de las mayores fuentes de empleo agrícola. No hay cifras que indiquen el número de empleos en el sector. Recién el censo que ejecuta la nueva Subsecretaría de Acuacultura lo determinará. Pero según la Cámara Nacional de Acuacultura, alrededor de 200 000 personas trabajan directamente en la actividad.
Los productores del crustáceo manejan como referente 1,5 obreros por cada 10 hectáreas de camarón en producción.
El trabajo se diversifica a medida que el predio cree en extensión. Mantener activa la camaronera demanda de no menos de seis diferentes tipos de trabajadores: boteros, alimentadores o atarrayadores, bomberos (operadores de las bombas de agua), motoristas y capataces.
También exige personal técnico, como biólogos o laboratoristas. Además, y al igual como sucede en las plantaciones bananeras, durante los períodos de cosecha del crustáceo se requieren cuadrillas de obreros eventuales. “Los cuadrilleros trabajan solo el día de la cosecha, cuatro veces al año.
¿De qué forma se los podría afiliar”, se pregunta Segundo Calderón, presidente de la Cámara de Productores de Camarón de El Oro. El dirigente afirma que los obreros que son fijos en una camaronera sí tienen un salario básico, beneficios laborales y están asegurados.
En otros predios, el límite que separa entre un trabajo y otro se diluye. Carlos Narváez, de 42 años, hace “de todo un poco”, en una camaronera de 42 hectáreas, en Machala. Narváez recorre las piscinas con una radio al cinto, una atarraya y un balde plástico. Él es capataz y dirige la tarea del resto de obreros. “Cuando el personal falta o pide vacaciones, yo hago de todo, siempre hay trabajo que hacer”.
Otro factor que determina el empleo en las piscinas es la tecnificación. Las más modernas disponen de un espacio, como laboratorio, donde se hacen análisis de diverso tipo. “Es muy importante llevar un control de la salud de las larvas, calidad del agua y del alimento”, dice Einer Solano, biólogo de la camaronera Cruz Oro, de Machala. Biólogos o laboratoristas suelen laborar medio tiempo, una vez a la semana. Reciben unos USD 700.
El sector intenta estandarizar el salario de sus trabajadores y así cumplir con las nuevas regulaciones para la actividad. Entre los requisitos del proceso de regularización se pide que los obreros estén afiliados al Seguro Social y perciban todos los beneficios, como décimos, utilidades y horas extras. Calderón ve un problema. “Un obrero puede permanecer todo el día en la camaronera, pero entre una actividad y otra no se ocupa más de cuatro horas”.
Los productores proponen al Ministerio de lo Laboral que cree un tipo de salario específico como trabajador acuícola. Actualmente los obreros de las camaroneras están dentro del trabajo agrícola en general. “Con esa especificación podemos hacer nuestros contratos laborales y de acuerdo con la función que realice el obrero”, dice.