La mujer salió apenas amaneció. Tenía previsto limpiar la casa que el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda le donó, en el proyecto Gatazo 2 (vía Atacames). Holanda Cheme es una de las 45 damnificadas que desde hace un año esperaba por ayuda. Su anterior casa, ubicada en el barrio El Faro, se desplomó con las fuertes lluvias del invierno que azotó a Esmeraldas.
Solo en ese barrio, ubicado en la zona alta de Las Palmas, se evacuaron a 20 familias con el apoyo de la Armada, en febrero del año pasado. “Estoy más tranquila ahora que ya tengo donde vivir con mis tres hijos”, dice.
Su hija Cinthya Mero, de 17 años, retiró las sábanas que dividían los cuartos y desarmó la improvisada cocina que su madre montó en uno de los refugios activados para la emergencia.
Estaban en un aula del colegio Ricardo Paredes, ubicado a 300 metros de su antigua casa.
Ellas no podían utilizar los baños mientras los estudiantes estaban en clases; comían sobre las camas porque no había espacio para poner una mesa; se bañaban a la intemperie. En el cuarto habitaban ocho personas.
Lo mismo tuvo que enfrentar María Mina, de 40 años, una de las personas que estuvo ocho meses albergada en el complejo deportivo de San Rafael, Homero López, en el sur de la ciudad.
Allí, los baños fueron convertidos en habitaciones. Las viviendas sociales, que estaban a orillas del río Teaone, se destruyeron tras el desbordamiento del afluente, en marzo del 2011. “Estamos más tranquilas ahora”, dice Mina. Ella también recibió una casa. En total, 149 familias recibieron ayuda (ver punto de vista).
La función de la Secretaría de Gestión de Riesgos de Esmeraldas fue trasladar a los afectados a los albergues. El Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) entregó alimentos. Por su parte, el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) entregó las viviendas luego de un año de espera.
Entre enero y febrero de este año, 70 familias fueron afectadas por las lluvias: 55 en Esmeraldas y 15 en Quinindé. La mayoría fue a casas de familiares por las limitaciones en los albergues.
Por eso el Departamento de Emergencias y Riesgos del MIES, la Dirección Provincial de Salud y Educación y la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos inspeccionan las escuelas de la ciudad. El propósito es determinar cuántos establecimientos pueden servir como albergues en futuras emergencias. Pero el año lectivo está por comenzar y el espacio de las aulas resultará insuficiente.
La directora del MIES de Esmeraldas, Calima Gómez, señala que se ha atendido a los afectados de los barrios Aire Libre, La Ceibal y 26 de Junio. El año pasado se asistió a los mismos sectores.
En los albergues ubicados en las escuelas Leonidas Mario Drouet y Estados Unidos viven dos familias de los barrios Colinas Hermosas y Tercer Piso. En la casa comunal del barrio 14 de Marzo, hay dos personas de la tercera edad. Son los nuevos damnificados que ha dejado el fuerte temporal.
Las autoridades locales insisten en que también hace falta colaboración de la ciudadanía, pues a pesar de que saben que no pueden levantar viviendas en sitios de riesgo lo hacen. Ellos, por su parte, argumentan que no cuentan con los recursos económicos suficientes para vivir en un sitio con todos los servicios básicos.
Para este año, el MIES presupuestó USD 90 000 para atender a 310 familias, y equipar 22 albergues en Esmeraldas. En las bodegas hay colchones, cocinas, alimentos, materiales de aseo y utensilios de cocina. El 50% de estos implementos se ha entregado.
Punto de vista Mabel Endara / Dir. Mudivi
149 casas para los afectados
A los damnificados por el invierno les hemos entregado una casa construida dentro del programa Socio Vivienda, en la vía Atacames, urbanización Gatazo 2. Las 149 soluciones habitacionales iban a ser vendidas en USD 12 000 cada una, pero ante la emergencia las donamos para que vivan los damnificados de los barrios El Faro, San Jorge Alto, La Burrera y Gatazo. Las casas para los damnificados de los incendios aún están pendientes. Cada vivienda para reasentamiento nos cuesta USD 9 200.