La alerta de la posibilidad de la llegada de una ola tsunami a las costas ecuatorianas quedó en una anécdota más para los pobladores y visitantes de la península de Santa Elena.
Atrás quedó la tensión e incluso el temor que generó en muchas personas la noticia luego del terremoto en Chile y el anuncio de dirigirse a zonas seguras para ponerse a buen recaudo.
Hubo quienes optaron en movilizarse masivamente al cerro El Tablazo, en Santa Elena. Moradores y vacacionistas de los tres cantones peninsulares se dirigieron con sus vehículos a la salida de la capital provincial y esperaron allí noticias. Cuando bajó la alerta roja volvieron a sus hogares. Otros salieron rumbo a Guayaquil en sus automotores o buses interprovinciales.
Más al norte, en sitios como Libertadores Bolívar, Ayangue, Monteverde, Cadeate, Montañita, Olón, los habitantes ubicaron los sitios de evacuación en cerros aledaños.
Ellos han recibido capacitación por parte de la Secretaría de Gestión de Riesgos de Santa Elena de cómo actuar y a dónde ir en caso de una alerta de tsunami.
Hoy miércoles 2 de abril, las actividades se presentan con total normalidad en Santa Elena. En sitios donde se congregan pescadores, como en Santa Rosa, Anconcito, La Caleta, San Pedro, entre otros, se salió a las faenas desde muy temprano.
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En Santa Rosa, perteneciente a Salinas, desde las 04:00 salió un buen grupo de pescadores a su jornada diaria. Quienes lo harán al finalizar la tarde, aprovechan la jornada para limpiar sus embarcaciones. Esta madrugada, cerca de las 01:00 los pescadores sacaron los motores de sus lanchas en previsión de que el mar se pudiera presentar picado.
En La Caleta, en La Libertad, esta mañana retornaron los pescadores que se encontraban en faenas de pesca cuando se produjo la alerta de tsunami. Según comentaron algunos de ellos para el Noticiero UNO, el terremoto les generó una buena pesca pues llegaron con sus lanchas cargadas especialmente de pez botella. Pero, quienes estaban pescando a más de 20 millas de la costa, relataron que en la noche empezó a soplar mucho viento y el mar a agitarse con más fuerza.
Las actividades comerciales y turísticas en la península se dan con absoluta calma.
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