En el suelo agrietado de Puenteloma, Rosa Murillo intentó recuperar sus cultivos el lunes último. No lo logró.
Con asombro veía cómo la yuca estaba en mal estado. “Ya no sirve”, se lamentaba. Lo mismo ocurrió con el ají. En Puenteloma, en el cantón azuayo de Santa Isabel, se registró la semana pasada un hundimiento por la filtración de agua de los reservorios.Ella es una de las 11 familias de la zona que perdieron sus cultivos. El movimiento afectó a 50 hectáreas de Puenteloma, Chaguarpamba y Tugula Bajo.
Según la Junta de Regantes de Santa Isabel, se perdieron 40 hectáreas de cultivos de yuca, maíz, granos, ají, col, entre otros.
Por el hundimiento, el suministro del sistema de agua San Francisco-Santa Isabel se restringió para evitar que siga la humedad.
Germán Vega es uno de los más afectados. Perdió su casa y sus cultivos de café y maíz. También un semillero con 10 000 plantas de café; además, cerdos y gallinas.
Murillo no sale de la zona, pese a la prohibición, para evitar que se roben sus animales. Su vivienda no fue afectada, pero a pocos metros hay grietas en el suelo.
Esta azuaya rentaba un terreno de tres hectáreas a Carlos Moscoso, pagando USD 200 anuales. Laboraba en sociedad con su vecino Patricio Guamán. En este mes planificaban cosechar no menos de 50 quintales de ají, 20 de yuca y 10 de choclo.
Según sus cálculos, perdieron USD 1 500 sin contar con la inversión de las semillas, abonos, arado y el jornal diario.
Ese mismo lunes, su vecina Etelvina Ochoa llegó a su propiedad pero a recoger las plantas de maíz para alimentar a los cuyes que salvó del deslizamiento. Su casa quedó bajo los escombros.
Por la magnitud del desastre, el alcalde Rodrigo Quezada solicitó a las autoridades del Comité de Operaciones Emergentes que elevara la alerta de naranja a roja en la zona. Solicita al Gobierno la declaratoria del estado de excepción para conseguir recursos.
“La gente está sufriendo mucho porque no tiene agua para consumo ni para producir la tierra. “Es una necesidad ayudarles”, insistió el Burgomaestre.
Oliverio Quezada, presidente de la Junta de Regantes, señaló que se busca alternativas de asistencia. Por ejemplo, conseguir terrenos aledaños para la agricultura y la reubicación de las viviendas. También, darles semillas de los cultivos que perdieron. Pero todo está en gestiones, mientras Murillo, Ochoa, Guamán y Vega se angustian sin saber qué hacer.