Una capa gruesa de cascajo (rocas pequeñas) y ceniza cubre el techo de teja de la casa de Ramón Buenaño, en la comunidad La Palestina. El pueblo está ubicado a 15 km del centro del cantón Guano, en la provincia del Chimborazo. El agricultor retira con sus manos el material volcánico que cayó el viernes pasado. Ese día el volcán Tungurahua expulsó una columna de ceniza y vapor de 10 km de altura. En su finca siembra habas, zanahoria, papa y pasto. Todo está cubierto de polvo. “Es difícil sacar la ceniza porque se pega en las hojas. Ojalá pueda salvar algo de los cultivos. Los que vivimos cerca del volcán estamos fregados. Acá no llovió ocho meses y ahora por todo lado hay polvo”, cuenta Buenaño. En La Palestina se escuchan los fuertes bramidos del volcán. Ayer el coloso estaba cubierto de nubes. Buenaño no abandonará su comunidad. Teme que el ganado y las 80 gallinas que tiene en un corral se enfermen. “Cuidaré a los animales pase lo que pase. Es lo único que tengo”. El año pasado aplicó por un préstamo de USD 5 000 en el Banco Nacional de Fomento. Invirtió USD 3 000 para cultivar 8 hectáreas de cebolla, papa, maíz y pasto. Pero por la falta de lluvia no cosechó nada. Hace un mes, gastó los USD 2 000 que le quedaban. “Espero que el volcán se calme”. De sus cinco vacas obtiene a diario 30 litros de leche. Cada litro vende en USD 0,30 a los campesinos que entregan el producto a las empresas que fabrican lácteos en Riobamba. Rosario Zhumin sacude las hojas de la planta de cebolla blanca. El viento levanta la ceniza acumulada en los techos de las casas de un piso de La Palestina. “No se qué hacer, la ceniza acaba con nuestros cultivos. Así no se puede trabajar”.Con el dinero que obtiene diariamente por la venta de 15 litros de leche compra alimentos para preparar el almuerzo. La Palestina se encuentra en una zona de alto riesgo. Está a 4 km del volcán. Guadalupe Zurita camina por una de las polvorientas y estrechas calles del pueblo. La carretera principal y la ruta de evacuación están llenas de baches. Zurita cuenta que si la actividad del volcán aumenta, irá a la casa que el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda construyó en el centro de Guano para los campesinos que viven cerca del coloso. “No tenemos dinero para pagar los pasajes. Por eso nos quedamos en el pueblo. Tampoco podemos irnos porque tenemos que cuidar a los cultivos y a los animales”.En el pueblo habitan 15 familias que se dedican a la agricultura y ganadería. Fabián Mangui, presidente de la comuna La Palestina, dice que 250 hectáreas de fréjol, papas, zanahoria, cebolla y pastos están afectadas por la caída de ceniza y cascajo. Antes de que se inicie el proceso eruptivo, en 1999, en el pueblo vivían 35 familias. Salieron para buscar empleo en Riobamba y otras ciudades porque perdieron todos sus cultivos. En esta zona hay 150 vacas. Diariamente se obtienen 500 litros de leche.