La Casa Legislativa del Guayas funciona en el decimoquinto piso del edificio del exbanco La Previsora. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Desde hace más de tres años, la Asamblea Nacional decidió implementar una política de territorialidad. La iniciativa comenzó con la presidencia de Fernando Cordero (2009-2013) y se consolidó con la actual jefa de la Función Legislativa, Gabriela Rivadeneira. Nació con un presupuesto de USD
20 000 para la adecuación de oficinas que se usan por convenio con algunas instituciones.
El propósito de estas casas es tener un espacio en el cual la ciudadanía pueda tener un contacto directo con sus representantes, conozca las leyes que se tramitan o se hubieran aprobado y tratar los problemas propios de su entorno. Además, son espacios en que ocasionalmente se dan las denominadas ‘socializaciones’, aunque no siempre ocurre así.
El 2 de febrero, por ejemplo, la Comisión Ocasional que trata las enmiendas a la Constitución debió elegir el aula magna de la Universidad Católica de Guayaquil para divulgar las 16 modificaciones a la Carta Política. Lo hizo por un asunto de espacio: tanta gente interesada no habría cabido en la pequeña sala que tiene el Legislativo en el decimoquinto piso del exedificio de La Previsora, en la 9 de Octubre y Simón Bolívar.
“Las casas legislativas son un espacio destinado para realizar ciertos tipo de trámites administrativos y de contacto de la ciudadanía con sus legisladores”, dice Verónica Arias, vicepresidenta de la Comisión. La difusión de las enmiendas, que se anuncian por medios de comunicación, requiere de espacios más amplios para recibir a tanto convocado.
La Asamblea tiene 25 casas legislativas. De ellas, 21 están el país; solo Esmeraldas y Zamora no las tienen y obviamente Pichincha. Y hay cuatro de ellas en el exterior: Madrid, Nueva York, Toronto y Milán. Las dos primeras tienen funcionarios; las otras dos, no.
En ellas se reúnen los emigrantes para conocer algunos proyectos que puedan satisfacer sus necesidades. Y si bien no está en agenda una visita de la Comisión para comunicar sobre las enmiendas, no descartan por lo menos hacerlo a travésde una videoconferencia.
Arias no puede cuantificar con cuánta regularidad va a la casa provincial de la provincia de la que es representante: Loja. Pero en Santo Domingo, Mary Verduga, de Alianza País, trabaja allí los lunes y, según confiesa, los días que sean necesarios. Además, “siempre queda una asesora para recibir a la gente”.
La casa en Santo Domingo fue inaugurada en el 2011 por iniciativa de Verduga. Firmó un convenio interinstitucional con el Gobierno Provincial para utilizar un salón de eventos y varias oficinas.
Pero no es solamente ella la que asiste con regularidad. También lo hacen sus coidearios Johana Cedeño y William Garzón y el opositor Miguel Ángel Moreta, de Creo.
Al igual que en Guayaquil, en Portoviejo la casa funciona en dos plantas en el edificio del exbanco La Previsora. Tiene un mostrador y cuatro sillas para los visitantes; en las paredes de la planta baja hay algunos afiches de la Asamblea. Dos personas trabajan permanentemente. Una de ellas es Susana Loor. Forma parte de la administración, aunque también cuenta que realiza tareas de difusión de las leyes aprobadas.
Tres veces al mes, asegura Loor, va con uno o dos asambleístas a dictar charlas en varios pueblos de la provincia. Fue inaugurada en el 2012 y en el auditorio, con capacidad para 80 personas, se transmiten las sesiones del Pleno de la Asamblea en Quito.
En Tungurahua, la Casa Legislativa abrió sus puertas en enero del 2014. Funciona en el Centro Cultural Eugenia Mera, en las calles Rocafuerte y Lalama, centro de Ambato. Este espacio fue cedido por el Municipio a la Asamblea a través de la firma de un convenio.
Solo un funcionario trabaja de lunes a viernes de 08:00 a 17:00. Está equipada con 10 sillas plásticas, dos escritorios, una computadora, un televisor plasma de 72 pulgadas. Darío Masaquiza, representante del pueblo Salasaka, es el encargado de la administración.
La casa legislativa en Riobamba funciona en el segundo piso del campus centro de la Universidad Nacional de Chimborazo, gracias a un comodato. Dispone de una sala de capacitaciones y dos oficinas de atención al público. Allí laboran tres personas que
-además de efectuar capacitaciones en los centros educativos sobre las leyes aprobadas- se ocupan de organizar la agenda de audiencias de los cuatro asambleístas chimboracenses.
En Esmeraldas, en cambio, apenas se ha hablado de una casa hace más de un año. No se ha nombrado a ningún representante del Legislativo que lleve adelante la gestión.