Juez, que no ha regresado a Ecuador desde que estalló la polémica, dio explicaciones a la canciller ecuatoriana, María Fernanda Espinosa, y al pueblo otavaleño por sus comentarios y les transmitió que tiene a Ecuador y sus gentes en la más alta estima. Foto: Archivo/ EL COMERCIO
El viceministro de Relaciones Exteriores, Rolando Suárez, convocó el 6 de noviembre del 2017 al encargado de negocios de Argentina en Ecuador, Carlos Enrique Catella, para reiterarle la petición del Gobierno de que el embajador Luis Juez sea retirado del cargo.
La demanda fue transmitida, por primera vez, el 27 de octubre, a fin de que el Gobierno argentino reemplace a Juez, quien se encuentra en su país por motivos familiares. Ese mismo día, el embajador del Ecuador en Argentina, Diego Yépez, transmitió similar pedido al Canciller y Vicecanciller de aquel país.
Esto tras las protestas y rechazo que causaron sus declaraciones del 22 de octubre, durante las elecciones legislativas en Argentina. El diplomático dijo: “llegué hace media hora, me pegué una ducha, me puse un saco y una camisa, porque no quería estar con la ropa de esta mañana, van a decir que soy un mugriento y agarré hábitos ecuatorianos”.
Juez fue consultado por sus comentarios, por la misma prensa local, y explicó que se trata de una descripción de las etnias ecuatorianas. “Una de las más conocidas es el pueblo Otavalo. Ellos se visten a la mañana del sábado y están todo el fin de semana con la misma ropa”.
Esto causó más protestas. El 26 de octubre, unos 200 habitantes y autoridades del cantón Otavalo, provincia de Imbabura, se concentraron frente a la Embajada de Argentina, en Quito, para exigir la salida del país del embajador Juez.
Aunque Juez no ha regresado a Ecuador desde entonces, alegando motivos familiares, el Gobierno argentino no se ha pronunciado al respecto aún. Esta semana, según la prensa argentina, el diplomático cordobés dijo que “no fue su intención ofender a nadie” y que sus declaraciones habían sido “sacadas de contexto”.
Además, recoge la prensa sureña, estas declaraciones “el Canciller (Jorge Faurie) me planteó que entendía que habíamos hecho todo lo que teníamos que hacer con el Estado ecuatoriano. Había una confusión y se generó un malestar. Me dijo que teníamos que actuar con paciencia y prudencia para que el tema quedara aclarado”.