La Policía realiza controles permanentes en sitios masivos de comercio como La Bahía. Foto: Francisco Flores/ EL COMERCIO
Los guayaquileños están habituados en esta época del año a que la circulación por el casco comercial, especialmente en la zona aledaña a La Bahía, se convierta en una misión, para la cual hay que llenarse sobre todo de mucha paciencia.
Miles de personas recorren las últimas horas el sector comercial del centro de Guayaquil en busca de ropa y zapatos para lucir en Año Nuevo.
Desde las 11:00 hasta la noche de estos últimos días, el ir y venir de una especie de marea humana muestra la intensa actividad por las últimas compras del 2015. Los compradores van por calles como Chimborazo, Pedro Carbo, Chile, Colón, Ballén, Villamil, Pichincha, Malecón, av. Olmedo, entre otras.
El sofocante calor que soporta el Puerto Principal se suma a los constantes pitidos de autos que en las horas pico contaminan más de ruido a una zona que de por sí es bullanguera por el intenso comercio.
Los vendedores ambulantes no solo ofrecen agua, gaseosas y refrescos muy comercializados para contrarrestar los efectos del inclemente sol. Gafas, bisutería, ropa interior de colores para las cábalas de fin de año, camisetas, corbatas, relojes, medias son, entre otros, los múltiples productos que se ofertan en la calle por parte de informales que buscan sacar provecho a las ventas de los tres últimos días de este año.
“Ojalá que podamos vender algo para que nos quede alguna ganancia”, dice un comerciante de camisetas, sin dar su nombre, mientras se pierde entre la multitud que avanza de manera lenta, por uno de los pasillos peatonales de La Bahía, en el sector de la avenida Olmedo.
Desde inicios del mes, la Dirección de Justicia y Vigilancia del Municipio de Guayaquil, así como la Policía Metropolitana intensificaron los controles en el centro de la ciudad, para impedir que los vendedores informales se tomen las aceras para improvisar puestos de ventas en la calle.
En grupos de dos y cuatro uniformados recorren el centro con tal misión. Los ambulantes, al observarlos, los eluden. “No nos dejan trabajar tranquilos. Lo que queremos es vender para no quedarnos con productos”, comenta otro informal en el sector de la Caja del Seguro.
A la labor de la guardia metropolitana se suma la tarea de seguridad y control del orden de parte de la Policía Nacional. Un grupo de uniformados recorre la zona a pie y otro lo hace en motos. Además, existe personal de civil que se infiltra en los sitios más concurridos para detectar a los delincuentes que solos o en grupos aprovechan la aglomeración para robar la mercadería.
Hasta este jueves 31, la circulación de los buses de servicio urbano en el casco comercial de Guayaquil está restringido. Solo puede funcionar el servicio de la Metrovía, que cuenta con su carril exclusivo.
En la explanada del estadio Monumental se realiza la venta organizada de pirotecnia. Foto: Enrique Pesantes/EL COMERCIO
Adán Torres, comandante del Cuerpo de Agentes de la ATM, reconoció que los buses influyen en la lenta circulación en épocas como fin de año, sobre todo cuando mucha gente se mueve alrededor de los sitios más comerciales. “Creemos que la medida está dando resultados y la ciudadanía se ha adaptado. Especialmente trabajamos sobre dos calles que generan conflicto de tránsito como Chimborazo y Colón”.
La medida implica que los buses que circulan de sur a norte por la calle Chimborazo se desvían hacia la calle Rumichaca por Francisco de Marcos; y los que van por García Avilés, desde el norte, no pueden ingresar por Colón. Además, esta última pasó a ser unidireccional desde Malecón hasta García Avilés.
“Hay una mejor movilidad, sobre todo porque los buses son un dolor de cabeza menos. Antes, caminar por aquí (Colón y Pedro Carbo) en un fin de año era imposible”, comenta Alexandra Gómez, quien recorría La Bahía.
En la calle Seis de Marzo, desde el 25 de diciembre, los operativos están enfocados en facilitar la masiva venta de monigotes. La ATM dispuso desde este lunes el cierre de la calle para el tránsito vehicular, mientras los comerciantes se tomaron la calle a lo largo de por lo menos 10 intersecciones.
Hacia el norte, por tercer año consecutivo se realiza la Feria de Pirotecnia, organizada con el control de la Gobernación del Guayas y las Fuerzas Armadas. La explanada del estadio del Barcelona es el lugar autorizado para la venta de fuegos artificiales importados.
Hasta el 31 de diciembre los ciudadanos podrán llegar al lugar -que ofrece parqueo y seguridad- para hacer sus compras.
En avenidas del norte como en La Alborada, Sauces, Urdesa, Bellavista; al sur en la 25 de Julio, y en el suburbio oeste, se iniciaron también dispositivos de seguridad alrededor de la venta de monigotes.