Xavier Sala -I-Martín: ‘La gran alianza en Ecuador debe ser por la educación’

Xavier Sala -I-Martín

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Xavier Sala -I-Martín es autor y padre intelectual del Índice de Competitividad Global del World Economic Forum. Foto: EL COMERCIO

El Presidente de la República ha repetido en varias ocasiones que la desigualdad se arregla redistribuyendo la riqueza existente, para lo cual incluso no se necesita crecer. ¿Lo comparte ?

Es una visión del siglo XIX, cuando se creía que la desigualdad venía de la gente rica, que tenía una empresa y la dejaba a los hijos, con lo cual la desigualdad se perpetuaba. Pero hoy en día la desigualdad no viene de heredar una empresa, sino de la herencia educacional. Hay niños que tienen una educación buena y otros, una mala.

El Presidente sostiene que la desigualdad es fruto de la acumulación patrimonial y por eso ha planteado un impuesto a las herencias.

Es un error. Si se lee a (Thomas) Piketty, que debe ser el libro de cabecera del Presidente, se podrá ver que las desigualdades no son de riqueza sino de ingreso. Las grandes desigualdades vienen de la gente que cobra un salario enorme y la que cobra un salario ridículo. Son diferencias salariales. El salario es la recompensa al capital humano, no al físico. Y en la actualidad quienes cobran salarios elevados son directores de bancos o jefes de empresas. Además, los aumentos de la desigualdad que habla Picketty en su libro son causados por el cambio tecnológico, que está robando puestos de trabajo a la clase media.

¿Por qué?

La primera revolución industrial ocasionó que la gente del campo, donde estaban los más pobres del mundo, pueda ir a las fábricas para ganar más, con lo cual se redujo la desigualdad. Por eso Piketty dijo que las desigualdades en el siglo XX venían bajando, pero a partir de los años 70 volvieron a subir en muchos países porque los trabajos de clase media han ido desapareciendo. Ya no existe el típico agente de viajes, que mostraba fotos en un catálogo y vendía los boletos de avión. Ahora se puede comprar directamente el boleto por Internet y comparar destinos en portales como TripAdvisor. Así como el agente de viaje están perdiendo sus empleos contadores, periodistas y trabajadores de clase media que son incapaces de hacer otras cosas.

¿Cómo se evita eso?
Con educación. La mejor herencia que se puede recibir de los padres es la educación. Los chicos que tienen buena educación acaban en puestos gerenciales de las empresas, en cargos directivos de compañías o ministerios, pero los que no tienen buena educación acaban de obreros o campesinos. La clave es luchar contra la desigualdad educacional.

¿Cómo ve a Ecuador?

Yo tengo estudiantes ecuatorianos en la universidad de Columbia, que es una de las mejores del mundo. Y si entraron es porque tienen un buen nivel de educación, es decir, hay buenas escuelas en Ecuador. El problema es que al otro lado de las escuelas de élite está la gran masa de gente que tiene una educación que no sirve para vivir en el mundo del siglo XXI. Para cambiar eso hay que incidir en la educación primaria.

¿Por qué en la primaria?

Porque el 72% de las innovaciones en las empresas vienen de los trabajadores, es decir, de estudiantes, poetas, malabaristas, cocineros, etc. Lo que se debe conseguir es que los trabajadores tengan grandes ideas. Y la primaria es la educación donde todos están.

Ecuador mejoró en educación dentro del ‘ranking’ mundial de competitividad. ¿Va por un buen camino?

En educación primaria hay dos componentes que se miden: la cantidad de educación, donde Ecuador tiene una buena nota porque aumentó la escolaridad; y, la calidad de educación. Ecuador está en el puesto 40 en cantidad y en el 78 en calidad, por debajo de la media mundial. A los niños de ahora les estamos enseñando profesiones de hoy, sin considerar que la mitad de las profesiones que habrá en 10 años no existen en la actualidad.

¿Cómo enfrentar eso?

Ya que se está hablando de alianzas público-privadas, lo primero que debe entenderse es que el mundo está cambiando y que la educación que reciben hoy los niños no es útil para el futuro.

Tenemos que educar a los niños para la época postindustrial, donde los puestos de trabajo duran unos cuantos años, luego llegarán otros que no sabemos cómo serán. Hay que darles a los niños las herramientas para que sean flexibles en ese mundo. Y para eso se necesita una alianza entre el Gobierno, las empresas, los maestros y los padres. Ese sería el gran acuerdo.

Pero ese cambio requiere recursos y tiempo. ¿O no?

Lo que estoy diciendo no necesita recursos. Se necesita la misma escuela, el mismo profesor. Pero hay que cambiar la concepción del sistema educativo. No es un tema de recursos, sino de filosofía. Y el cambio puede empezar en 24 horas. El Presidente puede decir que antes de que acabe la década Ecuador tendrá el mejor sistema educativo del mundo. Y a partir de eso reunirse con maestros, empresarios, padres, estudiantes y empezar a diseñar el sistema del futuro, el cual se empieza a implementar hoy.

El Gobierno ofrece becas para estudiar fuera del país, con el fin de que esos estudiantes vengan con las ideas que cambiarán al país. ¿Es el inicio del cambio?

Ese es un modelo de élites que no funciona. Funcionaría si las grandes innovaciones vinieran de las élites, pero ya señalé que el 72% de las grandes ideas viene de la gente común, la que se queda aquí. Hay una revolución gastronómica en América Latina liderada por Gastón Acurio, en Perú. No solo ha creado un nuevo producto, sino un nuevo tipo de turismo, más riqueza y miles de puestos de trabajo. Esa revolución la están haciendo cocineros. Para que haya miles de Gastón Acurio se necesita que la mayoría de la población sea creativa, curiosa. Y la clave de eso es la educación primaria.

Su recorrido

Autor y padre intelectual del Índice de Competitividad Global del World Economic Forum. Doctor en Filosofía de la Universidad de Harvard, donde también tiene una maestría en Arte.

Actualmente es profesor de Desarrollo Económico de la Universidad de Columbia. Es autor de varios libros, entre ellos ‘Economic Growth’, el cual ha sido traducido a seis idiomas.

Estuvo en Quito invitado por la Cámara de Industrias y Producción, a propósito de los 79 años de esta entidad.

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