Droga decomisada en el sector de San Roque. Foto: Archivo / EL COMERCIO.
Los hallazgos son permanentes. 22 gramos de marihuana en Quito. 122 gramos de cocaína en Otavalo. Dos supuestos microtraficantes arrestados en Quito. Dos más en Loja y tres en Esmeraldas.
Estas capturas ocurrieron solo el pasado miércoles. En total fueron ocho incursiones diferentes en siete ciudades.
Entonces, ¿las bandas delictivas se están tomando más espacios para expender estas sustancias ilegales? Los agentes ya alertaban de lo que venía sucediendo en las calles del país. Por eso, en diciembre pasado, el entonces comandante policial, Fausto Tamayo, habló de una “guerra” contra el microtráfico.
Pero estas mafias crean estructuras complejas para introducir las cargas ilegales que serán vendidas en pocas cantidades en los barrios.
Por ejemplo, en Azuay se descubrió una red delictiva que traficaba sustancias ilegales a través de alimentos.
En Esmeraldas, en cambio, dos ladrillos de marihuana (la droga más consumida en las ciudades) estaban en una bombona de gas de uso doméstico. Los traficantes habían cortado el fondo del recipiente para introducir el producto y transportarlo de San Lorenzo hasta la ciudad de Esmeraldas. Desde ahí lo llevan a Santo Domingo.
Esta ruta ilegal comienza en Colombia y para pasar a Ecuador usan lanchas y luego se encaleta cerca al mar.
Una vez en el país, para el traslado, los dueños del alcaloide lo embalan en cartones o en el pescado. Para toda esta operación, los cabecillas reclutan ayudantes, a quienes les ofrecen dinero y este depende del monto de carga que se vaya a transportar.
En Esmeraldas, tres de las cinco toneladas de marihuana descubiertas estaban previsto que se distribuyan en las calles. Igual iba a ocurrir con los 28 kilos de base de cocaína.
Los vecinos de barrios identificados con la venta prefieren no hablar y los pocos que se atreven solo advierten que decir algo pone en riesgo sus vidas.
Pese a este miedo, las denuncias al 1 800 delitos llegan por miles. En el 2014, en el país se reportaron 3 334 llamadas para detener a bandas de todo tipo. Y solamente en Guayaquil, Durán y Samborondón, en seis meses hubo 899 denuncias de narcotráfico y microtráfico.
De allí que en Durán, por ejemplo, se allanó una casa en donde se habría encontrado 2,5 kilos de marihuana, 3,2 gramos de cocaína y 1,2 gramos de heroína.
El miércoles también fueron aprehendidos cinco supuestos microtraficantes que operaban en dos barrios del sur del Puerto Principal.
En uno de ellos se encontró 352 fundas plásticas con 1,30 kilos de marihuana, un bloque compacto con 1,80 kilos de marihuana y 65 fundas plásticas que contenían 27 gramos de heroína.
En otro fueron aprehendidas dos personas, que ahora son investigadas por comercializar drogas.
Cargamentos ilegales
Únicamente de enero a junio de este año, paralelo a la incautación de 7,9 toneladas de estupefacientes descubiertas en el país también se detuvo a 4 274 sospechosos.
De allí que los casos comenzaron a sentirse en más sectores del país. Así, en Imbabura fueron decomisados 22 gramos de cocaína y quedaron detenidas dos personas, que después fueron indagadas por tenencia ilegal. Esa aprehensión se produjo en dos casos. Uno de ellos se dio la noche de un viernes de julio.
El supuesto vendedor fue interceptado en la calle Juan Martínez de Orbe y Víctor Manuel Guzmán, en Ibarra. El hombre tenía dos fundas plásticas con cocaína.
Por su envoltura, los investigadores dijeron que iba a distribuirla en las vías.
Un día después, en Antonio Ante (calles Ayacucho y Sánchez y Cifuentes), personal antinarcóticos que realizaba trabajos de Inteligencia y seguimiento identificó a un presunto expendedor, que portaba cuatro fundas plásticas con cocaína.
El miércoles, en Cuenca, en cambio, dos personas más fueron arrestadas, porque aparentemente proveían de droga a terceros para su comercialización en los barrios. Después de la diligencia se hallaron balanzas digitales, cinta de embalaje, fundas plásticas para el expendio y USD 500 en efectivo, dinero presuntamente recaudado luego de la venta de la sustancia en diferentes sectores de la ciudad.
Diego Genovez, agente de Antinarcóticos del Azuay, dijo que los hombres se encargaban de entregar el producto a los microexpendedores, quienes a su vez la vendían en la Terminal Terrestre, zona de tolerancia y la Nueve de Octubre.
Por casos como estos, el Consep aprobó el jueves una tabla que establece las cantidades de droga que permitirá a los jueces determinar si los sospechosos se dedican al microtráfico o al narcotráfico. Cinco días antes, el presidente Rafael Correa exigió mayores penas para quienes se dedican a la venta al menudeo. De hecho, las áreas sensibles son los colegios. “He pedido que la tabla (de penas) sea mucho más estricta para el caso de la ‘hache’, que está destrozando a nuestros jóvenes, y la dosis mínima sea cero. Y más allá de esa dosis, se vaya (el infractor) más de un año de cárcel y haya prisión preventiva, para que esa gente no vuelva a las calles a envenenar a nuestros jóvenes”.
Por ahora también se analiza la tabla de consumo que permite portar hasta 10 gramos de marihuana, dos gramos de pasta base, un gramo de clorhidrato de cocaína y 0,1 gramos de heroína.
En contexto
En la Ley de drogas que se analiza en la Asamblea se determina que 30 días después de aprobada la propuesta, el Consep deberá presentar un inventario de los bienes. Los empleados del ente pasarán a la administración pública central.