Muchos reniegan de la utilidad de las cumbres y las tachan de inútiles. Algunas, como la reciente, celebrada en la Riviera Maya, México entre los países del Grupo de Río y el Caribe, tienen sus particularidades.
Dos temas de fondo se abordaron. Uno de ellos fue la solidaridad política expresada por 29 de los 32 representantes con Ecuador por su inclusión en la lista de alto riesgo del GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional) junto a Irán, Angola, Etiopía y Corea del Norte. La proclama solidaria que consiguió el Presidente del Ecuador se inscribe en el marco de una declaración política que podría confundir, puesto que el organismo del GAFI es una entidad técnica que deriva del G-20. Un foro de países donde están grandes como Estados Unidos, Canadá, México, Brasil y Argentina, de nuestro continente y otros como Japón, Francia, Reino Unido, Alemania, Rusia, Italia, Turquía, India, China, Corea del Sur, Sudáfrica, Arabia Saudita, Australia e Indonesia.
Los entes públicos ecuatorianos han hecho esfuerzos en la lucha contra el narcotráfico y lavado y preparan argumentos para mostrar en la cita del Gafisud.
Otro gran tema fue la creación de otro organismo de integración entre América Latina y el Caribe. Aunque está lejano (análisis, para 2011, instalación para 2012). Más allá de la tribuna política de los mandatarios en las cumbres (Iberoamericana, Unasur, Grupo de Río) o las entidades como la Comunidad Andina, Mercosur y el inútil espacio lírico-político marcado por un sello “anti-imperialista” de la Alba se cuestiona que sirvan para algo o sean “alpinismo diplomático”, como dijo el Presidente de Uruguay.
Además luce declarativo y muchas veces , el principal propósito, hablar de una OEA sin Estados Unidos y Canadá.
Una gestión de excelencia de la OEA muchas veces ha sido puesta en duda. Sin embargo hay que rescatar varias cosas. Es el organismo de integración más antiguo del mundo, sus orígenes datan del siglo XIX. Luego, en casos concretos, ha jugado un rol importante, como en los tensos días de los conflictos que acarrearon enfrentamientos militares entre Ecuador y Perú en 1981 y 1995 y por cierto las gestiones relativas a derechos humanos cuya comisión es respetada e independiente de presiones políticas, inclusive ahora cuando los temas de libertad de expresión han cobrado importancia regional por los casos delicados de Venezuela y Ecuador. Además juega un rol especial, junto al centro Carter, en el camino de normalizar las relaciones entre Colombia y Ecuador. La carta democrática es un instrumento útil que habrá que revisar.
En Honduras la OEA mostró un grado de impotencia, pero logró una condena importante a los golpes de Estado. Ahora con un nuevo presidente, Porfirio Lobo, mantener la condena más que aislar al Gobierno sería castigar al pueblo hondureño.