René Pazmiño O.
En relación con las razones que argumenta nuestro Presidente sobre por qué no aprobó el fideicomiso del proyecto Yasuní- ITT, estas se debieron a que “ecologistas infantiles” osaron comprometer con los donantes el pago del 49% de los fondos y así arruinar los planes de Su Majestad, que planeaba ya un escenario de explotación a la par en dicho campo.
Cómo conseguirían los fondos, seguramente se preguntó, pero resulta que la comisión representó tan bien los intereses del país que jamás alteró siquiera los objetivos del Senplades o la Constitución, los cuales siempre estuvieron sobre la mesa.
Podría acaso alguien en el primer mundo volver a confiar en la palabra del Presidente si este les dice a voz en cuello “que se guarden sus centavitos tras de las orejas” y que en seis meses iniciará la extracción del crudo en el Yasuní.
Me pregunto: ¿Habrá algún inversionista serio, que piense en invertir en la extracción del crudo en este campo?
Sobre un artículo de Alfredo Negrete
Isabel María Salazar
Lamentable percepción del Sr. Alfredo Negrete en cuanto a un problema que requiere el análisis de varios factores para entender la realidad de fondo, esta manera global e integrada
de ver la vida, por cierto, es muy propia de la mujer y es una herramienta vital de la maternidad.
Pasemos al artículo del doctor Negrete.
Dice que las mujeres ecuatorianas casi siempre están en la categoría B (política) y por alguna razón no trascienden a estados superiores de conducción.
Contrastemos lo que él parece considerar la categoría A, es decir la de los varones, protagonistas del ejercicio del poder: los ‘estelares’, ¿a quiénes vemos hoy por hoy?
En lo ejecutivo: obsesión por el poder, vanidad y confrontación.
En lo legislativo: con tal de mantener el primer puesto, siempre obedecen.
En lo judicial: juego de intereses, tibieza.
Señor editorialista, esas son las características de quienes ostentan “su” categoría A.
No se trata de un problema de género, sino de llegar al fondo de la procedencia del dinero con el que se los sube al poder.
¿Quiénes se pagan las campañas y con qué fines?
¿A los intereses de la narco-
política?
¿A la importada ideología de género, tan contraria a nuestra identidad ecuatoriana?
¿A modelos económicos ca-
ducos impuestos por los ca-
maradas?
En fin, siempre imperialismos.
En realidad es una democracia basada en la imposición de las minorías gracias al dinero.
En el Ecuador hay hombres y mujeres de categoría “A” en los distintos ámbitos, que comprenden el valor de la diferencia entre ambos sexos y su complementariedad para construir la sociedad.
Es una tarea de todos, incluidos los medios, instituciones educativas, partidos políticos de sólidas doctrinas, invertir en recuperar y dar espacio a los auténticos líderes, representantes de nuestra digna Patria.
En lo político, pasemos de los ‘estelares’ del escándalo a los protagonistas del diálogo y el bien común: las mejores personas al poder para servir.