La ‘ecofelicidad’ es un monopolio latino

 Londres, ANSA y
Redacción Siete Días

Las organizaciones no gubernamentales Fundación Nueva Economía y Amigos de la Tierra publicaron a inicios de esta semana  el Índice de Felicidad Planetaria 2.0, que ubica a varios países de América Latina entre los más dichosos del mundo.
 
El índice, que es diferente del de Desarrollo Humano de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que  considera la educación y el PIB de los países, mide la expectativa de vida, el entorno ecológico en el que habitan las poblaciones y la satisfacción.
 
En la lista de este año, Costa Rica quedó en el primer puesto, seguida por la República Dominicana y Jamaica, de entre 144 países que representan al 99%  de la población mundial.
 
En cambio, EE.UU. (en el puesto 114) , China e India demostraron ser “menos ‘verdes’ y felices” que hace 20 años, según el estudio. En los últimos puestos de la clasificación están algunos países del África Subsahariana, de ellos  Zimbabue ocupa el último lugar.
 
Las naciones ricas e industrializadas ocupan puestos intermedios, Holanda en el número 43 y Gran Bretaña en el 74, por debajo de Alemania, Italia y Francia, pero encima de Japón e Irlanda.

El informe está colgado en Internet. Al revisarlo, se ve que el mundo no está tan feliz. Al hacer un promedio, tomando a la población mundial como un todo, la expectativa de vida queda en 68,3 años, la satisfacción con la vida está en un 6,1 y se está abusando de los recursos, con una huella ecológica de 2,4 hectáreas globales per cápita (gha).

Mathis Wackernagel y William Rees, quienes idearon la medida de huella ecológica, dicen que  la superficie biológicamente productiva del planeta es  una cuarta parte de la superficie total: 

11 300 millones de hectáreas. Para un reparto equitativo de los recursos, cada habitante dispone de 1,8 hectáreas, la  capacidad de carga del planeta. Los campeones en tomarse más recursos de lo debido son  Luxemburgo (10,2 gha), los Emiratos Árabes (9,5 gha) y EE.UU. (9,4 gha).
 
Nueva Economía, que lleva el lema “economía como si el planeta y la gente importaran”, es un ‘think-tank’ británico progresista y ecologista que se ocupa de establecer nuevos criterios para medir el bienestar socioeconómico.
 
“Con el mundo afrontando el triple desafío de la crisis económica, el cambio climático cada vez más veloz y el inminente pico de la producción petrolera, necesitamos desesperadamente nuevas direcciones de guía”, dijo Nic Marcks, fundador del Centro para el Bienestar Social de la fundación  Nueva Economía. “Seguir el canto de sirena del crecimiento económico dio solo beneficios marginales a los pobres del mundo, poniendo en riesgo las bases de su supervivencia”.

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