Un grupo de personas ora junto a los cuerpos de víctimas del virus Ébola antes de enterrarlos, en la comunidad de Banjor, a las afueras de Monrovia, en Liberia. Foto: EFE
Casi cinco meses después de que por primera vez se registrara la presencia del virus del ébola, en África Occidental, la comunidad internacional está en alerta máxima ante una epidemia que parece fuera de control y constituye una amenaza real si no se consigue contener.
Ayer, 6 de agosto, por ejemplo, Liberia se unió a Sierra Leona al declarar el estado de emergencia para atajar la epidemia de ébola, que ha causado ya en ese país la muerte de más de 280 personas. La cifra total de muertos en África asciende a 932.
Mientras tanto, en Liberia hay informaciones según las cuales los muertos por ébola se dejan al borde de las calles. Numerosas personas se dirigieron a las autoridades y les reclamaron que recogieran los cadáveres de la calle, informó el diario “Front Page Africa”. Sin embargo, muchas comunidades se niegan a enterrar los cuerpos en sus suelos por miedo a que se expanda la infección.
Los familiares de las víctimas han comenzado a sacar los cuerpos de las casas y arrastrarlos a las calles desafiando la cuarentena.
Hay mucho miedo de que en caso de muerte sus familiares no sean enterrados de acuerdo con los ritos religiosos vigentes o se lo haga en tumbas sin nombres.
“Las convicciones religiosas y culturales en la región llevaron a que las personas escondieran a sus familiares enfermos de ébola en sus casas en vez de entregarlas a las autoridades sanitarias”, advierte la exministra de Sanidad de Mali, Fatumata Nafo-Traoré.