Registro único de damnificados. Las personas realizan un registro en la Coordinación zonal 4 del Ministerio de Inclusión Económica y Social de Portoviejo. En la imagen sentado el señor Luis Madrid Castro en el área de atención emergente. Foto: Patricio Teran A / EL COMERCIO
El sofocante calor que se sentía la mañana de este 23 de mayo del 2016 desesperaba a las decenas de personas que se acercaron a las oficinas del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) en la ciudad de Portoviejo, capital de la costera provincia de Manabí.
En medio de toda la gente caminaba Andrea Dueñas con su hija en brazos. “A mi me dijeron que estaban dando el bono, que tenía que recoger para hacer la casa y por eso vine a ver como era. Pero ahora dicen que venga mañana”. A las 11:00 de hoy, ya no pudo acceder a un turno para registrarse. Y es que el único trámite que se realiza en las instalaciones de la Dirección Zonal 4 del MIES, es el registro de los damnificados para posteriormente acceder a cualquier incentivo o ayuda económica.
Estos planes se dieron a conocer hace más de 15 días y tienen como objetivo la reducción de personas que están actualmente en los albergues. Pero pese a que los tipos de ayuda se han difundido desde las entidades encargadas de su aplicación, aún hay varias dudas entre quienes se quedaron sin lugar para vivir o por daños en alguna parte de sus casas.
A Elva Mendoza, de 78 años, le dieron el turno 55, por ser de la tercera edad. “En mi casa se cayó la pared de la cocina. Vengo a informarme acá porque dicen que ellos reparan las paredes”. Por eso vino a hacer la fila junto a su sobrina, con quien vive en los alrededores de la vía a Manta.
Mientras ambas esperaban sentadas bajo el sol, una fila de otras personas de la tercera edad se arrimaba al cerramiento contiguo a estas oficinas. En ese sitio, solo se habilitaron ventanillas para personas con discapacidad, de la tercera edad y embarazadas. Pero en las veredas se quedaban de pie otros damnificados para ver si alguien les daba más detalles de la ayuda. Dos militares ponían orden con la ayuda de un megáfono.
Un ambiente más tranquilo se observó en el interior del centro de salud que está ubicado junto a estas oficinas del Mies. Allí, en la parte del parqueadero se organizaron carpas y sillas para atender a las demás personas en los debidos registros. En cada recolección de datos se demoraba de 20 a 30 minutos por persona o familia. Al menos ese tiempo se demoró María Chávez, quien vino desde la comunidad de Picoazá, con su hijo de 14 años, para registrarse.
Algunos damnificados aseguraron haber llegado por más de una ocasión, solo para pedir más información sobre la ayuda o incentivos económicos destinados para los damnificados por el terremoto del pasado 16 de abril.
“Ha pasado un mes y no recibimos ninguna ayuda”, decía Inés Marcillo, de 42 años. Los militares le pidieron dejar su casa debido a las condiciones en las que la dejó el terremoto. Ellos le trasladaron junto a su nieta al albergue más grande que se adecuó en Portoviejo, junto al estadio Los Reales Tamarindos, pero no soportó estar más de 15 días por el calor que emanaban las carpas.
Solo para hoy se espera atender a 600 personas, pero aún se desconoce el tiempo que durará el registro. “Lo que estamos haciendo ahorita es tomar los datos pero después deben verificarse, en algunos casos ya empezaríamos a entregar los bonos desde esta semana”, dijo Pavel Vasquez, director Distrital del MIES en Portoviejo.