'Cero tolerancia' a las drogas

En las calles Esmeraldas y Guayaquil la Policía realiza un control rutinario del expendio de drogas y alcohol. Foto: María Isabel Valarezo / EL COMERCIO

En las calles Esmeraldas y Guayaquil la Policía realiza un control rutinario del expendio de drogas y alcohol. Foto: María Isabel Valarezo / EL COMERCIO

En las calles Esmeraldas y Guayaquil la Policía realiza un control rutinario del expendio de drogas y alcohol. Foto: María Isabel Valarezo / EL COMERCIO

Las nuevas reglas sobre las drogas ya se aplican en las calles de la capital. La Policía realiza operativos constantes para evitar el expendio de drogas.

La noche de este martes 6 de octubre, los uniformados estuvieron en tres puntos concurridos de la urbe: La Mariscal, la Plaza del Teatro y la Michelena, en el sur.

La presencia policial sirvió para persuadir a los microexpendedores.

La semana pasada, la Asamblea aprobó la nueva Ley de Drogas y con esto se endurecieron las penas por tráfico en pequeña y mediana escalas. “Esto hace que piensen dos veces (los traficantes) en arriesgar y plantarse en una esquina” , indicó ayer un policía del Distrito Eloy Alfaro, en el sur de la urbe.

Esta no fue la única reforma, hace tres semanas el Consep modificó la tabla de tráfico de narcóticos en la que se redujo las cantidades que corresponden a las escalas más pequeñas. Por ejemplo, antes con 50 gramos de cocaína se podía ir a prisión ahora es desde 1 gr.

A las 20:30, los uniformados del Grupo de Operaciones Motorizadas (GOM), del Distrito Manuela Sáenz, dieron vueltas alrededor de la calles Oriente, Esmeraldas, Vargas y Guayaquil, en el Centro Histórico.

Las luces de la sirena advertían de su presencia a más de 20 metros de distancia. Para uno de los agentes, esta es una medida “disuasiva”, para que los vendedores de droga al menudeo no se acerquen a esos sitios. Incluso, las trabajadoras sexuales que se ubican en esas esquinas, ayer prefirieron no hacerlo y caminar metros más adelante en donde la oscuridad las protegía.

En el mismo sector de la Plaza del Teatro, los agentes motorizados reducían la velocidad y se acercaban despacio hasta indigentes y personas con problemas de alcoholismo que dormían en las aceras. “Recoja sus cosas y desaloje la vía”, ordenaban los gendarmes.

Uno a uno, los ‘chumaditos’ levantaban sus cartones, sus cobijas agujereadas y se iban hacia el sector de la Marín, tal vez a esconderse debajo del puente o refugiarse en algún portón.

Mientras tanto, en La Mariscal, la zona rosa del norte, y la Michelana, la zona de diversión del sur, los policías daban vueltas hasta cinco veces en media hora sobre las mismas calles.

Era como si esperaban encontrar a alguien. Pero su acción estaba enfocada más bien en evitar en expendio de drogas en esas esquinas. Cerca de allí, la gente que decidió salir de fiesta transitaba ajena a los operativos policiales.

Esta noche no hubo detenidos. “Pero están advertidos, si les encontramos con un gramo van presos”, indicó un policía.

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