Johana Solís es una de las 18 familias desalojadas de la Cooperativa Mélida Toral en la Isla Trinitaria de Guayaquil. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Gloria y derrota. En el deporte y la vida han sido las huellas de Jackson el ‘destructor’ Preciado. El boxeador bajó la guardia camino a casa, en la Coop. Mélida Toral de la Isla Trinitaria en Guayaquil. Lleva las manoplas de cuero con las que alimenta a sus cuatro hijos.
Desde el 2007, cuando el boxeo profesional acabó para él, da clases a cambio de pocos dólares. Pero el martes sus manoplas no recibieron ni un solo puño. Sin empleo, no sabe qué pasará con su casa.
“Imagínese… luchar tanto para que nos tiren nuestras cositas”. En su hogar, tan estrecho como un cuadrilátero, recuerda la mañana del 27 de marzo.
40 casas vecinas fueron desbaratadas en un operativo de la Secretaría Técnica de Prevención de Asentamientos Humanos Irregulares. Su ubicación, en la Reserva Manglares El Salado, área protegida, les impide continuar en estos terrenos, donde el Gobierno planifica levantar un malecón del proyecto Guayaquil Ecológico.
También el martes, el presidente Rafael Correa dijo que este año construirán nueve kilómetros de malecón de 40. Y para cumplir dio su firme respaldo a los desalojos. “Nadie espera aplausos por cumplir con su deber (…) Pretender que las invasiones no han sido malas es el colmo. Más aún en el caso de la semana anterior (en Mélida Toral), que son invasiones en zona protegida. Están destrozando los manglares”.
En total, 157 viviendas de las cooperativas Independencia 1 y 2, Jacobito Bucaram y 4 de Marzo, en Trinitaria, fueron notificadas para abandonar las riberas del Salado y que el Ministerio del Ambiente siga con la recuperación del estero.
Preciado recibió una notificación, pero las retroexcavadoras no llegaron hasta su casa. La estructura de caña sigue en pie frente a los mangles. Aquí, 14 días atrás, los niños aún jugaban en el “malecón de los negritos”, un sitio que la comunidad adecuó con rústicos juegos y banquetas de caña.
“Nunca pedí nada. Antes el boxeo era solo pelear y por ahí daban una medallita sin valor… ahora solo pido una casa para mis hijos”. Entonces el luchador, que soportaba hasta 12 asaltos, se doblega y llora.
Un informe del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos de Guayaquil reporta que 200 personas (90 niños) fueron desalojadas de Mélida Toral. El organismo denuncia la violación de pactos internacionales y sugiere a las autoridades facilitar otras viviendas antes de desalojar.
3 027 casas del plan Socio Vivienda 2 fueron entregadas en el 2013 a familias reubicadas del Salado. Pero Teresa Espinel no sabe a dónde irá. “Solo sé que ese día salí de mi casa y cuando regresé había desaparecido”, cuenta recostada en un colchón tirado en el piso del Centro de Atención Municipal Integral, junto al Trinipuerto.
Las carpas instaladas por el Cabildo fueron retiradas la noche del lunes. 18 familias (58 personas) fueron trasladadas a un albergue temporal, donde intentan reconstruir sus vidas sobre un colchón.
Johanna Solís prefiere tener este diminuto espacio a soportar la lluvia. “Nunca pensé dormir en la calle, con lluvia”. Fue la noche del desalojo, cuando su hija de 2 años se refugió en su pecho. En dos meses tendrá otro bebé, un niño. Pero la ansiedad por pensar si volverá a tener un techo no le da tiempo para elegir un nombre.
El chirrido de los columpios es el consuelo de los niños. Mientras ingenian pasatiempos, las mujeres cuidan del albergue y algunos hombres hacen los trámites de reubicación. Sacan cuentas para cubrir los USD 40 que tendrán que pagar cada mes. Según las autoridades, 33 familias ya se acogieron al plan estatal pero aún no reciben las viviendas.
El déficit habitacional en Guayaquil es el problema de fondo. En 2010 la ciudad registró 652 447 viviendas, más de
90 000 de mala calidad (cuartos, chozas, covachas…). El crecimiento agrava esta situación, pues cada año se forman 8 674 nuevos hogares, según una investigación de la urbanista Bertha Sánchez (Flacso 2014).
Estas cifras se encajan en la Isla Trinitaria, que surgió a fines de los 80 con la construcción de la vía Perimetral. Entre cemento y caña, hoy acoge a más de 91 020 habitantes.
Preciado, el ‘destructor’, no recuerda cuándo llegó a Mélida Toral. Pero sabe que su hija mayor nació aquí. Bella tiene 10 años, quiere ser modelo, aunque no menosprecia el boxeo. El buen peleador golpea, pero no se deja golpear”, dice Preciado.
En esta semana el Ministerio del Deporte lo contactó para ofrecerle trabajo.
En contexto
Hace 14 días fueron derribadas 40 casas de la Cooperativa Mélida Toral. Los desalojos son parte del plan de recuperación del estero Salado, que proyecta construir parques lineales. Según el proyecto gubernamental, unas 8 170 familias serían reubicadas.