El infalible vuelve, como todas las semanas, a su tribuna mediática. Es sábado y otra vez el vendaval de agresiones, descalificaciones y ataques a quien él considera antimilitantes de la revolución ciudadana. Gesticula, eleva el tono de voz, sonríe irónicamente y minimiza al otro, a aquel que no requiere de sus masajes cerebrales.
Es infaltable a la misma hora, pero en diferentes sitios, dependiendo de la coyuntura. Si hay fiestas en Loja no duda en llevar hacia esa ciudad toda la maquinaria que necesita para ingresar, a través del dial, a los hogares ecuatorianos. Promueve su revolución y habla de los temas de la semana, desde el enfoque que a él le interesa.
Desestima y da perfil bajo a los asuntos que demandan más de una explicación, para sostener la transparencia y cumplimiento que tanto defiende. Parecería que otros problemas para él ni siquiera existen. Desde hace dos semanas, se han multiplicado las quejas de varios alcaldes y prefectos del país, por las demoras en las transferencias por compensación de la derogatoria de la Ley 146.
La falta de esos recursos está sacudiendo los planes de los organismos seccionales. Solo para citar un ejemplo, cinco de los seis municipios de Carchi tuvieron que paralizar las obras, por incumplimientos en el pago de las planillas a los contratistas. En Bolívar, Mira y Zamora, los empleados municipales están impagos.
Y, ¿qué pasa con el proyecto de Ley territorial? Un grupo de alcaldes, liderado por Jaime Nebot, también ha presentado sus reparos y pide ser integrado al debate. El temor es que esa normativa altere el poco orden que se han logrado en las urbes.
De estos temas se habla poco y cuando se lo hace es para atacar al adversario político. El micrófono es más bien para difundir la ideología.