En seis minutos con 34 segundos, Francisco saludó al Ecuador, en el aeropuerto en Tababela, después de 13 horas de vuelo. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
La diferencia de tiempos y enfoques entre los discursos del papa Francisco y del presidente Rafael Correa en el aeropuerto Mariscal Sucre, en Tababela, generó varias reacciones. El Primer Mandatario se demoró 12 minutos con 20 segundos y utilizó 1 426 palabras para dar su discurso de bienvenida al Sumo Pontífice, quien, en seis minutos con 34 segundos y con 619 palabras, le respondió.
Usualmente, el protocolo de dos estados acuerda un tiempo común para que los jefes de las delegaciones proporcionen sus intervenciones y que sean equilibradas. Esto, a su vez, generó un debate: para el exembajador ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Francisco Proaño Arandi, esta asimetría de tiempo en los discursos no constituye “un desatino o un error diplomático”. Dice que lo contrario habría ocurrido si el discurso presidencial se prolongaba por media hora.
Otros, como el legislador Luis Fernando Torres (Tiempo de Cambio), cuestionaron la diferencia de tiempos y la consideran una falta de cortesía diplomática.
Más allá de los tiempos, fue la orientación de los discursos entre Correa y Francisco lo que acrecentó las críticas que repercutieron incluso a escala internacional. El diario español El Mundo tituló ‘Correa recibe al Papa con política y Francisco responde con doctrina’. La nota reseña que la visita del Papa arrancó con un fuerte tinte político.
El diario madrileño El País también señaló que el presidente ecuatoriano recibió a Jorge Mario Bergoglio con un fuerte abrazo y un discurso “de marcado carácter político”.
En un ambiente dividido, tanto oficialismo como oposición utilizan el discurso del Sumo Pontífice para defender su postura. Para miembros de Alianza País, las palabras del Pontífice reflejan las coincidencias entre la doctrina social de la Iglesia y los principios de la revolución ciudadana.
El Papa habló de la justicia social y dijo que no es “una forma de limosna”, sino “una verdadera deuda” del Estado con las familias. El legislador Virgilio Hernández (Alianza País) señaló que el Sumo Pontífice escogió su viaje pastoral a Ecuador y Bolivia porque son países que se han puesto de pie y desde hace años construyen un proceso que dignifica al
ser humano.
Hernández, quien pertenece a la Comisión que se inhibió de conocer el proyecto de Ley de Redistribución de la Riqueza, señaló que el “Papa conoce de política y de inversión social y a eso se debe su mensaje”. Señaló que el oficialismo está a la expectativa para escuchar las palabras del Papa, pues ayudarán a reflexionar sobre la justicia social y la igualdad en el país. Además, espera que las intervenciones del Pontífice impulsen el clima de diálogo que auspicia el Gobierno, en torno a la herencia y la plusvalía.
Para la oposición, el Régimen cometió un error al haber politizado el discurso de recibimiento al líder de la Iglesia.
Torres, además de considerarlo extenso, lo calificó como reprochable: “El Presidente hizo una interpretación muy personal de la doctrina social de la Iglesia”. A la vez califica la respuesta del Papa como inteligente, pues habló de “consonancia”, mas no de semejanza con el discurso de Correa. Tampoco expresó adhesión alguna a las políticas
gubernamentales.
“Hay algunos que quieren ver en el Papa a un socialista del siglo XXI; tampoco es un conservador retrógrado”, dijo al señalar que la Iglesia se ha caracterizado por buscar “el término medio”.
Patricio Donoso, de Creo, ratificó que el discurso presidencial fue esencialmente político y que el Papa rescató la dignidad del pueblo ecuatoriano: “Las últimas marchas son por la dignidad y así debe ser entendida”. El Papa dijo a Correa que “podrá contar siempre con el compromiso y la colaboración de la Iglesia, para servir a este pueblo ecuatoriano que se ha puesto de pie con dignidad”.
Enfoque
Medios internacionales dicen que el Papa respondió con ‘doctrina’