A la premier de Ucrania, Yulia Timoshenko, la primera mujer en ocupar ese alto cargo en la ex República soviética, no le van bien ahora en las cosas de la vida política.
La ex integrante de la fallida ‘revolución naranja’ perdió, el domingo pasado, las elecciones presidenciales ante el candidato prorruso Víktor Yanukovich.
Pese a que los resultados han sido avalados por los observadores internacionales, con la Unión Europea y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) a la cabeza, Timoshenko se niega a reconocer su derrota electoral.
La Jefa del Gobierno, que también se niega a dimitir, fue una figura central en las barricadas de la revolución naranja, el levantamiento popular de finales de 2004, que desembocó en la invalidación por fraudes de la victoria de Yanukovich en beneficio del actual y saliente presidente, Víktor Yúschenko.
Para analistas ucranianos, Timoshenko no se decide a admitir su derrota porque su mentalidad es más afín a la de los revolucionarios que a la de los demócratas.