Christian Rivera muestra el material que trajo de Japón en el tema de gestión de riesgo. Foto: Valeria Heredia / EL COMERCIO
Las experiencias de países como Japón, en donde se han producido eventos naturales, fueron recopiladas por Christian Rivera, director del Centro de Operaciones de Emergencias del Distrito Metropolitano (COE). Él viajó a Japón para seguir un curso denominado Programa de Administración y Servicios Médicos de Emergencia en Tiempos de Gran Desastre para los Países Andinos, que se desarrolló en el país asiático.
En el curso, desarrollado desde el 26 de octubre hasta el 12 de diciembre del 2015, se destacaron los proyectos de seis países latinoamericanos y su trabajo en el marco de la gestión de riesgos. En el caso de la capital se mostró el proyecto Quito Listo, que tiene como objetivo la preparación de la ciudadanía en caso de eventualidades como sismos, erupciones volcánicas y demás. Según Rivera fueron varias las experiencias que se tomarán en cuenta como la educación y el trabajo a la ciudadanía.
“En Japón, el 80% de las víctimas de emergencias es atendida por la comunidad. El 20%, por organismos de socorro. La cifra demuestra la preparación de las personas“, apuntó.
A esto se suma que cuando hay un simulacro, la población lo toma con mucha seriedad. “Saben que si no practican pueden morir, cuando un hecho real se presente”, explicó.
Otra de las potencialidades que Rivera quisiera que se pusiera en práctica en el país es el tema de la educación en las instituciones educativas, ya que desde jóvenes se capacitan en gestión de riesgos. Lo hacen en los últimos años y lo interesante es que luego transmiten esos conocimientos a los más pequeños de las instituciones.
“Los jóvenes enseñan y transmiten a los niños y a la comunidad de forma dinámica y visual. Se van a sectores lejanos para preparar a la ciudadanía. Incluso los más pequeños están preparados para usar unos silbatos, un sistema de alerta temprana sencillo y básico, para pedir ayuda en caso de quedar atrapados o en otras emergencias. Un implemento tan pequeño hace la diferencia”.
Otra de las fortalezas es el voluntariado de las personas. Precisamente, son los que ayudan a los demás en caso de una eventualidad y para llevar a cabo sus gestiones, elaboran unos elefantes, que son repartidos a nivel mundial.
En el tema de salud, la fortaleza es la rapidez con la que llegan los equipos de salud en caso de un evento. Ellos avanzan al sitio del desastre y trasladan a las personas, se las valora y se los envía a los hospitales y demás casas de salud. Es lo que se denomina triage. “Incluso, la utilización de helicópteros hace la diferencia”.
Al momento, Rivera elaboró un plan para empezar con la socialización de estos aprendizajes que se compartió, por ejemplo con representantes de Chile (tres), Perú (tres), Bolivia (dos) y Venezuela (uno). Además, explicó que se abrieron las puertas para que otras personas de Ecuador vayan a prepararse a Japón en el tema de riesgos.