De entre todos los funcionarios gubernamentales, la Ministra Coordinadora de la Política Económica se lleva el premio por las contorsiones verbales y políticas para minimizar los efectos de la tan soberana como apresurada reacción ante la difusión de informes confidenciales de la Embajada de Estados Unidos en Ecuador. El detonante fue aquel en el cual la hoy ex embajadora Hodges habría afirmado que el presidente Correa nombró en la Comandancia de la Policía a un oficial con historial de corrupción para manipularlo.
Algunos halcones de la Cancillería parecieran haber estado esperando una oportunidad tan buena como ésta para poner las relaciones con el “Imperio” en el nivel en el cual siempre quisieron que estuvieran, al estilo de Venezuela y Bolivia.
El costo de la decisión fue tasado por la ministra King en unos USD 25 millones, para entregar un “abono” a los exportadores afectados por la no renovación de las preferencias arancelarias pero, evidentemente, hay otras consecuencias que no midieron quienes decían que la decisión fue contra una persona y no contra un Gobierno.
La Ministra Coordinadora de la Producción, en cambio, reconoció que el mercado de EE.UU. no puede ser reemplazado de la noche a la mañana, sí quizás en 10 años. Además, pidió a los preocupados exportadores, con quienes se reunió, oír más al Presidente y menos a ciertos ministros’
El Canciller dice que si un país decide suspender los diálogos, “nosotros tenemos 190 países más con los que vamos a seguir conversando”. Con muchos de ellos, lastimosamente, solo conversando, pues la diversificación de mercados sigue en planes.
Y si hay que escuchar al Presidente, ¿qué dice él? Al comienzo, creía que la crisis se superaría pronto, y hoy dice confiar en el pragmatismo estadounidense. Si se espera que Washington sea pragmático con un país del cual proviene el 1% de sus compras, ¿Quito no debiera serlo con su principal socio comercial, en vez de tratar de imponer una política que, parafraseando al Mandatario, puede calificarse de infantilismo diplomático?
El Departamento de Estado suspendió las conversaciones con Ecuador porque cree que la reacción contra Hodges fue injustificada. El restablecimiento pleno de relaciones no será su prioridad en los próximos meses, y el 2012 es electoral. La posibilidad de negociar un acuerdo sustitutivo de un tratado de libre comercio (TLC), y el trato directo de temas bilaterales como migración o cooperación, tardarían.
La afectación puede ser grave, mientras Perú ya tiene un TLC y Colombia se apresta a hacerlo. Inversionistas colombianos están tentando a productores ecuatorianos de brócoli para que engrosen sus ventas. Seguramente los declararán traidores -así como se quiere hacer con los diplomáticos que han conversado con sus pares estadounidenses-, porque el honor no tiene precio.
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