Dilma Rousseff promete una férrea oposición al 'Gobierno golpista'

Como durante los casi nueve meses que duró el juicio político, el desenlace del

Como durante los casi nueve meses que duró el juicio político, el desenlace del "impeachment" de Rousseff quedó enturbiado también por polémicos ataques ideológicos. Foto: EFE

Como durante los casi nueve meses que duró el juicio político, el desenlace del "impeachment" de Rousseff quedó enturbiado también por polémicos ataques ideológicos. Foto: EFE

Poco después de ser destituida, la expresidenta de Brasil Dilma Rousseff aseguró el 31 de agosto que seguirá "luchando", y anunció una enérgica oposición frente al Gobierno de su exaliado político Michel Temer.

"Piensan que nos vencieron, pero se engañan", dijo Rousseff después de que el Senado la destituyera con una mayoría de dos tercios, conformada sobre todo por la formación de centroderecha de Temer, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).

"Sé que todos vamos a luchar. Tendrán contra ellos la más firme, incansable y enérgica oposición que un 'Gobierno golpista' puede sufrir", aseguró Rousseff en alusión al Ejecutivo conservador de su ex vicepresidente.

Temer y el PMDB formaban desde 2011 una alianza de Gobierno con el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff. Sin embargo, el nuevo presidente se volvió en marzo contra su aliada política para apoyar el controvertido proceso de "impeachment". La ya expresidenta fue destituida por acusaciones de que su Gobierno manipuló las cuentas públicas para ocultar el déficit fiscal y de que aprobó créditos sin la autorización del Legislativo.

Rousseff y sus aliados, sin embargo, ven en las acusaciones pretextos de élites "ultraconservadoras" para hacerse de forma ilegítima con el poder. Las maniobras fiscales de las que se acusó a la exmandataria eran ya habituales en Gobiernos anteriores. "No ascienden al Gobierno por el voto directo", reclamó Rouseff. "Van a capturar las instituciones del Estado para ponerlas al servicio del más radical liberalismo económico y del retroceso social", dijo. La llegada definitiva al poder de Temer implica también un giro a la derecha después de 13 años de Gobierno del PT.

Rousseff se mostró el 31 de agosto otra vez combativa. "En este momento no les digo adiós", dijo Rousseff dirigida a sus seguidores frente al Palácio da Alvorada de Brasilia, su residencia temporal desde que fue suspendida del cargo en mayo.

"Tengo la certeza de que puedo decir 'hasta pronto'", aseguró la exmilitante clandestina de izquierda a sus 68 años.

Sus adversarios políticos no consiguieron el 31 de agosto que se apruebe en el Senado una inhabilitación de ocho años para ejercer cargos públicos, al no alcanzar en una segunda votación la mayoría de dos tercios.

Como durante los casi nueve meses que duró el juicio político, el desenlace del "impeachment" de Rousseff quedó enturbiado también por polémicos ataques ideológicos. El parlamentario de ultraderecha Jair Bolsonaro volvió a celebrar el 31 de agosto la derrota política de Rousseff evocando a la dictadura militar en Brasil (1964-1985). "Perdieron en 1964, perdieron de nuevo en 2016", escribió Bolsonaro en su cuenta de Twitter, en la que pedía que la exmandataria volviera a "la cárcel".

Rousseff estuvo presa como miembro de un grupo de resistencia clandestina y fue torturada en los años 70. Bolsonaro ya había evocado la memoria del fallecido militar a cargo de las unidades responsables de las torturas durante la dictadura.

Gobiernos de la región cercanos al PT reaccionaron de forma enérgica a la llegada de Temer a la presidencia. La Venezuela de Nicolás Maduro anunció que congelaba relaciones con Brasil debido al "golpe" contra Rousseff. El presidente boliviano, Evo Morales, había anunciado ya el martes que retiraría a su embajador de Brasilia en caso de que hubiese un cambio de Gobierno. Temer estará en la presidencia brasileña hasta diciembre de 2018, cuando vencía originalmente el segundo mandato que Rousseff ganó en 2014.

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