Redacción Quito
Cuando sus clientes no se acomodan a revisar las noticias del día, mientras lustran sus zapatos; bajo los arcos del Palacio Arzobispal, Vicente Carrión, se acomoda en un pequeño cajón de madera a revisar en el periódico las últimas novedades deportivas.
Sobre el asiento de madera y cuero en el que Carrión ha lustrado zapatos por casi 40 años, en la Plaza Grande, nunca falta el diario EL COMERCIO. A Carrión le gustan más las noticias deportivas porque dice que no entiende mucho de política. “Compro EL COMERCIO porque la variedad de temas les gusta a los clientes”.
Los medios
Un total de 3 596 títulos fueron publicados a nivel nacional en 2008. El número de ejemplares producidos alcanzó los
9 660 203, según datos del ISBN.
199 editoriales de 246 registradas se encuentran en Quito. Eso significa que el 80% de editores registrados entre 1987 y 2008 está en la capital.
En el país hay 1 637 frecuencias concesionadas según el Consejo y Secretaría Nacional de Telecomunicaciones. De estas,
1 558 son de radio y 79 de TV.
Según Ciespal, en el país circulan alrededor de 54 diarios, 103 periódicos semanales y 95 revistas de todo tipo.Esa variedad en el gusto por la lectura también le obliga a Cleotilde Paguay a exponer en su puesto de revistas una amplia variedad de periódicos, revistas y libros de literatura.
Casi todas las mañanas, Alfredo Martínez dedica un par de horas para hojear el contenido de al menos tres diarios de circulación nacional. En silencio, Martínez lee con atención un periódico abierto sobre una de las mesas de la hemeroteca de la Biblioteca Municipal, en el centro.
Su trabajo como asesor jurídico y político es una de las razones por las cuales necesita estar actualizado con los últimos acontecimientos políticos y sociales del país. Pero Martínez, también disfruta mucho de las novelas y los relatos históricos.
Todos los días, Estela Pillaga, coordinadora de la Biblioteca, observa el ir y venir de decenas de estudiantes, investigadores y turistas que se entretienen en alguna de las 13 salas de la Biblioteca. “Generalmente los estudiantes vienen por consultas académicas, los adultos por libros de literatura y a los turistas les gustan los libros históricos”. Lo único que lamenta Pillaga es que muchos de los visitantes maltratan los libros. “Escriben en los bordes y también arrancan las hojas”.
Raúl Hermosa, un estudiante de la Facultad de Filosofía de la Universidad Central, dice que el uso de la Internet y el consumo de programas de entretenimiento en radio y televisión han desplazado los espacios de lectura hacia otros sitios.
Por eso, Édgar Freire, quien atiende una pequeña librería en el sector de La Mariscal, asegura que el quiteño de antaño era un lector más selectivo. Freire asegura que la comercialización masiva de los ‘best seller’ ha modificado esos hábitos de lectura.
Un buen termómetro del interés por la lectura –dice Freire- es que el mayor número de editoriales se encuentra en la capital y casi el 50% del consumo de libros también. “Quito marca una centralidad cultural con respecto al consumo de libros”.
La literatura infantil ocupa un amplio sector de la producción y ventas de libros en la capital. “Los jóvenes también son curiosos y buscan títulos y autores novedosos por cuenta propia”. Pero Freire explica que también hay un grupo de lectores esnobistas. “Son lectores que simplemente les gusta ser vistos con un libro bajo el brazo”.
Freire concluye que de todos modos ninguna lectura es inútil.
‘La lectura eleva el nivel cultural’
Punto de vista Xavier Michelena/ Cámara Ecuatoriana del Libro
Los pocos quiteños que leen son buenos lectores. La lectura de periódicos es un hábito cultural, que sin embargo no está muy extendido en toda la población. Las coyunturas políticas y sociales son las que motivan principalmente la lectura de periódicos.
Existen dos momentos de lectura de los medio impresos. Una primera revisión general en la mañana y una lectura más profunda del contenido.
En lo que tiene que ver con literatura, se sigue la misma lógica y tendencia de otros países. Es decir, el fenómeno de la globalización cultural también define el tipo de lectura de los quiteños. Pocas veces se ve un libro ecuatoriano entre los más leídos.
La mayor parte de lectores lee por una necesidad inducida desde los centros educativos. No obstante, también existe un grupo cada vez más consistente de lectores que por cuenta propia busca nuevas propuestas y autores.
Los buenos hábitos de lectura influyen decisivamente en el nivel de conocimiento y cultura de una población. El interés por determinadas áreas de lectura depende de la curiosidad y la afectación personal que puedan tener determinadas lecturas.