Cuando recopilaba datos para mi disertación, encontré en un archivo del extranjero legajos, como cartas de Manuelita Sáenz, otras de la Curia de Quito, y al final, un cuadernillo que me sorprendió.
Estaba cocido con seis puntadas, “Diario del Año de 1802”. Línea aparte se leía: “Biaje de Quito a Lima”. En la siguiente: “Biaje de Carlos Montúfar, con el Baron de Humboldt y Dn. Alexandro Bonpland”. Tras esfuerzo y por azar, tenía en mis manos el original del diario de viaje de Carlos Montúfar y Larrea, según catálogo del Cuarto Libros Raros donde investigaba.
Jiménez de la Espada había primero hallado este manuscrito, pero lo publicó en una copia con alteraciones, en 1889. Visto el entusiasmo que ahora causa el Bicentenario de Independencia de 1809, me place compartirlo y saber de buena tinta breves pasajes del autógrafo de uno de los próceres y mártires del acto revolucionario, el capitán Carlos Montúfar y Larrea.
El sabio estaba ya 6 meses en Quito y los arreglos estaban hechos con el II Marqués de Selva Alegre, Juan Pío Montúfar, y su madre doña Teresa de Larrea y Villavicencio, para partir a América y Europa, como ocurriera el 9 de junio de 1802.
El obraje-hacienda del “Marqués” era entonces más extenso de lo que muestra la hacienda “Chillo-Compañía”, que nos permitieran conocer la digna familia Cobo, y don Diego Moscoso.
En esta propiedad se fraguaron hechos notables, inclusive uno menor, la determinación del joven de 22 años, para acompañar a Humboldt. Escribía: “El volcán Pichincha estaba “prendido”.
Quito está edificada en un hueco cercado de colinas, y por todos lados rodeada de volcanes y nevados que han hecho erupción. Tiene haciendas de manufacturas [obrajes] en las que se hacen efectos del país, paños bayetones, bayetas, etc., con indios conciertos. 1ª. Jornada: Mulaló, hacienda del marqués de Miraflores. 2ª. Latacunga donde esperamos las cargas.
La ciudad está asolada por el fuerte terremoto de Riobamba, 1797, donde murieron 3 000 hombres. El asiento de Ambato sufrió los mismos estragos, se detuvieron los ríos, su temperamento es agradable.
Pelileo sufrió la mayor destrucción del terremoto, “reventaron los terrenos en grandes avenidas de lodo”. El día 14 llegamos a Riobamba, está formándose en unos grandes llanos de arena, llamados Tapi.
La antigua Riobamba, completamente en ruinas. “La mayor parte de la gente murió por falta de auxilios porque quedaban enterrados y no habiendo quien los sacasen morían de hambre o de lastimaduras”.
Fuimos al pueblo de Penipe para subir de allí al volcan Tungurahua, se pasa por una puente que llaman de maroma [cuerdas] “Llegamos a la nieve del Chimborazo. “Salimos el 28 para Cuenca” dormimos en Guamote.
“El 29 salimos a dormir a la provincia de Alausí”, “fuimos a saber el mineral de azufre”. “El día 1º. de julio fuimos a dormir en Pumallacta, tiene una vista muy agradable. “Entre el río y el Inga Chungana hay un piedra muy grande con dos óvalos en el medio, “este dicen era su adoratorio porque les creían el sol y la luna”.
Hay paredes grandes y sus cuartos, a la salida del nudo del Páramo Lazuay”. (Desde) esta casería hasta la fortaleza [de Ingapirca] hay un camino hermoso de piedra de 10 a 12 varas de ancho (Kápak Ñan) que también se ha dejado arruinar”. “La ciudad de Cuenca está edificada en una planicie muy bella, “salimos para la ciudad de Loja el día 17 (de julio) a dormir en el pueblo de Cumbe.
El 18 salimos para Nabón.”
Y “el 20 para Saraguro. El manuscrito se suspende en Cajamarca.