Los números lo reflejan. La cifra de muertos y heridos durante las fiestas de Quito 2010 disminuyó considerablemente en relación a los años pasados.
Fue una buena idea motivar desde la administración municipal las campañas para disminuir el consumo de alcohol; las iniciativas han alcanzado buena acogida y se nota una confluencia de los intereses públicos y privados en busca de esos propósitos. La apuesta de los estudiantes y su compromiso es una buena noticia que ya ha tenido continuidad en el tiempo.
Quito va descubriendo distintas maneras de festejar. La fecha, para unos polémica y para otros equívoca, denota la esencia de un país y su capital que se reconoce pluricultural, más allá de las proclamas de los discursos políticos y el enunciado de la Constitución.
El 6 de Diciembre celebra el mestizaje que nace en la antigua tierra de los señoríos indígenas, luego ciudad de los incas -también conquistadores- y más tarde asiento español que dio cauce a un fecundo mestizaje donde la gastronomía y el lenguaje, la música y las costumbres culturales cobran forma y vida propia.
Si en el primer tercio del siglo XX nacieron celebraciones estas se asentaron en las décadas de los sesentas con las serenatas y las corridas de toros y los tradicionales festejos en los barrios con bandas , orquestas y baile popular.
Hoy la apuesta se centró en el sur de Quito con conciertos juveniles que convocaron artistas nacionales y extranjeros. Por encima de cierta melancolía y el recuerdo de nuestras raíces, este modo de festejar se ajusta a las condiciones de inseguridad que hacen imposibles los festejos del pasado.
Vivir la fiesta en paz, un lema que debe tener continuidad. Una buena costumbre no solo para los próximos festejos sino para todo el año.