Redacción Ecuador
Desde que empezaron los racionamientos, mi forma de trabajar ha cambiado. Siento que retrocedí en el tiempo, pero lo que más me molesta es que tengo pérdidas que nunca podré recuperar.
Yo tengo una copiadora de llaves, con el nombre Páramo. El trabajo lo empezó mi papá y por eso bautizó al local con el apellido de la familia.
Clonando llaves es la forma que tengo de ganarme la vida y no me ha ido mal, pero en las últimas semanas, el dinero me falta porque mis clientes se han reducido considerablemente.
Antes llegaban unas 30 personas cada día, ahora llegan 10. El problema está en que durante el período del apagón no entran ni ha preguntar.
Por ejemplo, aquí en La Floresta (Madrid y Toledo, centro norte de Quito), los racionamientos son de dos horas diarias y coinciden con las horas en las cuales uno trabaja.
La máquina para sacar copias funciona con energía eléctrica y para no tener muchas pérdidas traje la máquina copiadora manual que era de mi papá. Con ella puedo sacar las réplicas de forma manual.
Sin bien con este artefacto puedo sacar copias, solo me permite hacer clones de llaves simples, no de llaves más elaboradas como la de los carros.
Además, me demoro mucho. La máquina manual me ayuda cuando se trata de una sola reproducción, porque sí se emplea mucho tiempo y las personas no quieren esperar.
Cuando traen más de cinco llaves, yo les explico que me toma unos 15 minutos, pero los clientes no están dispuestos a esperar y se van.
Esos son clientes que nunca vuelven y eso es pérdida para mí. También sin la luz, la zona se vuelve insegura. Hay vecinos que tienen sus negocios, pero cuando no hay energía se van y pocos quedan abiertos, esto hace que seamos presa fácil de los delincuentes.
Ahora, hasta cortan el suministro del alumbrado público y con eso es peor. Las personas tienen miedo de ser asaltadas en las noches y no salen.