El desempleo es otra secuela del terremoto en Pedernales

Personal del Municipio de Pedernales recupera computadores y otros elementos de oficina de instalaciones en riesgo. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO

Personal del Municipio de Pedernales recupera computadores y otros elementos de oficina de instalaciones en riesgo. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO

Personal del Municipio de Pedernales recupera computadores y otros elementos de oficina de instalaciones en riesgo. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO

En Pedernales, por donde se camine, hay escombros, polvo y de­sor­den. Los pocos inmuebles que se mantienen en pie tienen sus estructuras partidas o están inclinadas. La mitad de la población se fue y el resto permanece en albergues levantados en el cantón.

Pocos negocios están abiertos. No hay farmacias ni supermercados, ni hoteles, ni oficinas municipales. La gente se quedó en la calle, sin trabajo.

¿Cómo vamos a subsistir?, pregunta Rosa Loor a un vecino. Él solo la ve y encoge los hombros. Con el terremoto que sacudió la Costa del país el 16 de abril, la mujer de 65 años perdió un hotel de tres pisos.

Nueve días después del sismo, Rosa miraba desde el filo de la vereda cómo sus hijos sacaban lo poco que quedó en el interior del inmueble: un par de letrinas, un televisor y algunos colchones.

Esta mujer también vendía leche a los comerciantes de Pedernales, pero ahora nadie compra lo que producen sus cuatro vacas.

A unas cuadras del hotel estaba la lavandería de José Panezo. Del inmueble solo quedó el esqueleto de madera. En el primer piso funcionaba el negocio; en el segundo vivía con su esposa y cuatro hijos.

Ahora duermen en la casa de su hermano. “Estamos viviendo con lo que la gente nos ha dado. Aquí no se consigue nada. Este era nuestro sustento”, comentaba el lunes (25 de abril) el hombre, que tiene 38 años.

Su hermano, Holger, le da posada desde que ocurrió la catástrofe. Él también está desempleado. Trabajaba en una ferretería que se vino abajo ese fatídico 16 de abril. “No sabemos qué nos depare el destino. Ojalá en estos próximos días nos digan que podemos volver al trabajo”.

De las 34 000 personas que habitaban la zona urbana del cantón, la mitad dejó el pueblo y viajó a Santo Domingo, El Carmen, La Concordia o a la Sierra. El 90% de inmuebles, sobre todo hoteles, locales, restaurantes y casas, colapsó, según cálculos del alcalde de Pedernales, Gabriel Alcívar.

En el centro de cantón, Luis Soledispa administraba desde hace tres meses un negocio de venta de repuestos para celulares. Ahora él está desempleado.

“Debo letras del carro, dinero que me fiaron para comprar la mercadería del local. Ayer, la concesionaria me bloqueó el auto porque no he podido pagar la última cuota”, se lamentaba.

Aunque la situación es caótica, hay lugareños que no quieren irse. Pedro Murillo tiene una tercena en el centro de Pedernales. Es de los pocos locales que están abiertos. “Decidí abrir hoy (lunes), porque la gente necesita comer”, contaba el comerciante.

Tras el terremoto, Murillo bajó los precios de la carne. La libra de pollo, por ejemplo, pasó de USD 1,75 a 1,50; la de carne de USD 2,50 a USD 2, y la de cerdo de USD 2 a USD 1,80.

Arturo Cagua atiende su local de productos agrícolas. Tiene tres hijos y debe mantenerlos. Los menores y su esposa fueron acogidos en una casa de un pariente en Quito.

El inmueble en donde vivía con su familia se cayó y Cagua está durmiendo en un espacio que se habilitó en el patio trasero de su local.

“Las deudas no esperan. Como soy el único que he abierto, no me ha ido mal”, relataba el lunes el comerciante.

Patricio Carrillo, jefe del operativo de seguridad en Pedernales, cuenta que han activado un dispositivo para proteger los locales de los comerciantes que han decidido ­reabrir. El lunes 18, dos días después del terremoto, apenas cuatro negocios funcionaban. Hasta este martes 26, la cifra subió a 220.

Las autoridades quieren que la economía, devastada tras el sismo, empiece a reactivarse. Sin embargo, no hay datos oficiales que aclaren cuántos establecimientos operaban en el cantón antes de la emergencia, según el Alcalde de Pedernales.

A través de la Radio Altamar, la estación que recuperó su señal el pasado sábado, los periodistas piden a la población que vuelva a sus casas y empiecen las reconstrucciones. “De esta hay que levantarnos. Hay que empezar a abrir los negocios”, repetían el lunes los comunicadores.

Oswaldo Mendoza comparte el mensaje de Altamar. Un día después del terremoto, él abrió su tienda de abarrotes que funciona en el centro de Pedernales. Vende frutas, agua, gaseosas y legumbres. Dice que no se moverá del pueblo. Está seguro que la gente regresará poco a poco. Por ahora la realidad es otra. La mayoría de negocios tiene las puertas metálicas cerradas, otros están vacíos o en escombros.

Subsistencia 
En el cantón, pocos locales de productos agrícolas y tercenas han reabierto

En contexto
Este cantón se dedica a las actividades comerciales y artesanales y 417 de sus empresas fueron afectadas, según un informe del Ministerio de Industrias y Productividad. Hasta ayer, debido al terremoto se registraron 171 fallecidos y 5 595 personas en albergues.

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