El cielo del sur de Quito se llenó de humo negro. El techo de la discoteca Factory estaba cubierto de materiales inflamables y eso avivó el incendio que se produjo en el interior, el sábado 19 de abril de 2008. Una bengala, en la presentación de una banda de rock gótico, causó las llamas, y el lugar se convirtió en una trampa mortal.
Las puertas de emergencia estaban cerradas con candados y el sitio estaba lleno de fanáticos. 19 personas fallecieron. Este fue el incidente más trágico que la capital ha soportado por la omisión de la autoridad.
Los familiares de las víctimas se organizaron para determinar responsabilidades, mientras la prensa emprendió una investigación que determinó irregularidades en torno al funcionamiento del local. Autoridades de la Intendencia de Pichincha, el Cuerpo de Bomberos y el Municipio de Quito fueron señalados por la veeduría como corresponsables, por no tomar medidas de precaución.
No fue el único hecho que sacó a la luz una mala administración pública. Durante el invierno, la capital ha soportado derrumbes e inundaciones, por falta de previsión en la autoridad y por no efectuar obras de mitigación, como la construcción o mantenimiento de cunetas de coronación en lugares como la av. Simón Bolívar en barrios vulnerables como Guápulo. El colapso del embaulado del río Machángara, bajo el intercambiador de El Trébol, el 31 de marzo de 2008, caotizó la movilidad de la ciudad.
El testimonio de aquellos días
Ernesto Machado. Hermano de Mauricio Machado, fallecido en Factory
‘Solo la prensa fue más allá en el caso Factory’
Redacción Judicial
El incendio en la discoteca Factory, en el sur de Quito, no fue un accidente. Las autoridades de la ciudad pudieron prevenirlo.
Ese 19 de abril de 2008 perdieron la vida 19 jóvenes. Entre ellos mi hermano, Mauricio Machado. Él era vocalista de la banda de rock Zelestial, una de las agrupaciones que debía presentarse ese día en la discoteca.
¿Por qué está aquí?
Su experiencia. Tras la tragedia en la discoteca Factory, lideró la veeduría ciudadana que determinó indicios de responsabilidad contra 25 personas, incluidas autoridades de la ciudad.
Es Presidente de la Fundación Factory A-19, que defiende el acceso y uso de espacios seguros para la realización de eventos.Mauricio estaba en el escenario cuando alguien del público lanzó una bengala y se encendió el techo, forrado con tela, espuma y esponja. En un principio hubo hermetismo de las autoridades en relación a lo ocurrido. Solo la prensa se interesó en ir más allá y descubrir una serie de anomalías alrededor de la tragedia.
Por ejemplo, que el Cuerpo de Bomberos no verificó de forma previa que las puertas de escape estén habilitadas. La Intendencia de Pichincha y el Municipio de Quito ni siquiera sabían que se desarrollaría el concierto en esa discoteca y por ende no realizaron inspecciones previas de Ley.
Por desgracia, también hubo prensa que aprovechó la situación para vender morbo. Un Diario de Guayaquil publicó fotos terribles de nuestros seres queridos. Los familiares de las víctimas tratamos de seguir un juicio, pero por falta de recursos no lo concretábamos. Se requería pagar a un abogado en Guayaquil y movilizarse a esa urbe.
Pero otros medios de comunicación serios hicieron una cobertura equilibrada y sobre todo crítica. De hecho, tras las publicaciones en la prensa, las autoridades empezaron una campaña para prevenir nuevas tragedias en Quito. Incluso se emitieron nuevas ordenanzas.
Pero ahora esas normativas son letra muerta. A nadie le preocupa la seguridad y no se ven los mismos operativos en las discotecas o centros nocturnos.
Esto también es un problema cultural. La ciudadanía debería exigir, antes de acudir a un evento masivo, que este ofrezca las garantías del caso. Ahora solo damos por hecho que se cumple con las seguridades o simplemente no nos importa.
Los familiares de las víctimas hemos dado varias propuestas para mejorar esa situación, pero sin mayor acogida. Por ejemplo, la emisión de un sello único que solo se coloque en los lugares confiables para la realización de actos artísticos o deportivos. Pero aún las autoridades se hacen de los oídos sordos.
Después del incendio, el Municipio de Quito ofreció la entrega de los terrenos de Factory, para construir un parque del rock, en memoria de las víctimas. Hemos tratado de conciliar una audiencia con el actual Burgomaestre, pero sin suerte.
Además, nosotros realizamos una auditoría sobre lo ocurrido y determinados indicios de responsabilidad contra 25 personas vinculadas directa e indirectamente a la tragedia.
Sin embargo, la Fiscalía solo está juzgando, de oficio, a dos personas. A quien lanzó la bengala dentro de la discoteca y a la mujer que supuestamente dio la orden de cerrar las puertas con candado, para que la gente no saliera. En estos días se emitirá un fallo contra ellos.
Pero qué pasa con los funcionarios públicos de la Intendencia, de los Bomberos y del mismo Municipio que tenían en sus manos la seguridad de las personas; acaso ellos no tienen parte de responsabilidad.
Vamos a esperar a que las instancias nacionales terminen el proceso y demandaremos al Estado ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.