Redacción Deportes
Desde tiempos muy antiguos hasta la actualidad, el deporte es considerado signo de salud y vitalidad. Empero, el exceso del mismo pudiera ocasionar daños irreversibles en el organismo.
Las secuelas pueden aparecer en el instante o en un tiempo prolongado. Así lo asegura el deportólogo Leonardo Mosquera.
“Todo deporte, por muy sano que sea, cuando es practicado de una forma excesiva y sin control, puede alterar su efecto beneficioso y provocar daños en la salud”.
Ese enunciado está dirigido, especialmente, a deportistas aficionados, que sin ninguna clase de guía se involucran en una determinada disciplina deportiva.
Antes de iniciar una rutina de ejercicios, es importante que acuda a un especialista, para que le informe sobre las ventajas y desventajas de incursionar en un determinado deporte.
Un ejemplo de ello: la mayor parte de los juegos con pelota son muy bien acogidos durante la niñez y juventud. Allí, se coordinan los movimientos. También se estimula a la formación de la musculatura y de los huesos.
En cambio, a edad avanzada, los diferentes deportes con balón, a causa de su dinamismo, pueden constituir un peligro para los músculos, el corazón y la circulación.
Los procesos degenerativos que se desarrollan lentamente en el aparato locomotor o en el sistema cardiovascular impiden que se realicen movimientos de fuerza explosiva o de duración. Es allí donde se producen lesiones.
Lo mismo ocurre con la especialización precoz en un determinado deporte. Allí, se atrofian de manera considerable e inmediata los grupos musculares.
Las lesiones también se producen cuando no realizamos ejercicios permanentemente.
“No tiene ningún sentido practicar de vez en cuando mucho deporte y después pasar, en unos casos, toda la semana en rehabilitación y en otras sin hacer nada de ejercicio. Lo importante es la continuidad para que no se produzcan lesiones, que en algunos casos pueden ser irreversibles”, comenta el deportólogo.